14-N

Ayer un miembro de un sindicato, hacía la siguiente reflexión: "Mañana fíjate qué bares y tiendas abren y cuáles cierran. Pasado mañana boicotea a los que han abierto".

¿Contienen estas palabras los valores de respeto, tolerancia y solidaridad que tanto pregonan? En absoluto. Lo que están haciendo con esta actitud es perder la razón que puedan tener. Quizá quienes dicen ser representantes del pueblo más llano no se han parado a pensar que el tendero de la esquina o el dueño del bar del barrio posiblemente no pueden permitirse cerrar un día.

No se trata de cuestionar si está bien o mal hacer huelga, pues como derecho que es, debe ser respetado. Ahora bien, igual de respetado ha de ser quien no quiera o no pueda ir a la huelga. Y estamos hartos de ver, cada vez que hay huelga general, numerosos piquetes que de forma violenta impiden el acceso a los lugares de trabajo o de estudio, como es el caso de la Universidad de Zaragoza, que ha amanecido con las puertas cerradas con candados, con el fin de evitar que alumnos, profesores y demás personal accedan al Campus.

¿De verdad es así como entienden la democracia? ¿Es así como pretenden un mundo mejor? La realidad del asunto es que los dirigentes de estos sindicatos no están tan preocupados por el trabajador como por hacer política y no perder sus privilegios.

 

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