El móvil, una amenaza al tiempo de calidad en familia

Este verano, los padres españoles se preocupan por sus pequeños, cada vez más absorbidos en sus móviles. España padece la tercera ola de calor del presente año. Eso no solo repercute en el bienestar físico de la población, sino también en su salud mental. Puertas adentro, estamos a salvo de las altas temperaturas, pero no de nuestra obsesión con el móvil. 

Un problema de todas las edades

Plataformas como WhatsApp, Instagram, Facebook y TikTok se han insertado en nuestras rutinas. La mayoría de las personas miran el smartphone cada pocos minutos, y no son pocos los que suelen hacer phubbing. Esta palabra inglesa nace de la mezcla de phone (teléfono) y el término snubbing, que significa despreciar a alguien. Esta dinámica viene aparejada con conflictos familiares serios. Los padres juegan con sus hijos sin soltar el móvil, y los adolescentes pasan horas pegados a la pantalla. ¿Cómo mantener vínculos sanos en la era digital?

A pesar de la distancia, existe una clara intención de cercanía en las redes sociales. Un estudio de ExpressVPN indica que los emojis son los nuevos gestos faciales. El 40 % de los españoles encuestados siempre usan emojis al hablar. Estos pequeños íconos expresan nuestros sentimientos, pero de un modo básico y fragmentado. Además, el 80 % de los españoles recurre a los emojis para suavizar una noticia negativa. Estos nos ayudan a interactuar con otros online, pero ocultan nuestra falta de conexión cara a cara.

Las plataformas más adictivas y sus efectos en la salud mental

Si bien la mayoría de los españoles emplean plataformas como Facebook o Instagram, la mayoría de los jóvenes son usuarios asiduos de TikTok. Un informe de 2023 de The Social Media Family estima que, solo en España, 22,1 millones de usuarios de TikTok son menores de edad. Eso equivale aproximadamente al 30 % de los perfiles de esta red social. En cambio, solo el 8 % de los tiktokers son mayores de 55. 

Independientemente de la red social que se elija, todas ellas contribuyen al distanciamiento dentro de las familias. La pandemia ha hecho su aporte: 2/3 de los adolescentes incrementaron su tiempo en pantalla luego de la crisis del COVID-19. El 84 % de los jóvenes españoles se justifican diciendo que los ayuda a no aburrirse. 

Esto no es casual: la sobrecarga de contenido está pensada justamente para mantenernos en línea. Las insistentes notificaciones y la corta vida útil de las publicaciones dificultan estar al día con lo que ocurre. Ni siquiera quienes usan el móvil constantemente saben todo lo que ha ocurrido ese día en Internet.

Esta exigencia de estar siempre presentes es mal vista por los adultos. Más de la mitad de los padres ven a las redes sociales como perjudiciales para la autoestima de sus hijos. Lo peor de esto es que, en realidad, 1/3 de los adultos usan demasiado las pantallas, una práctica poco ejemplar para los pequeños.

Conclusión

España y el mundo se enfrentan a un serio desafío: no dejar que las pantallas interfieran en las relaciones interpersonales. Las sociedades están cada vez más mediadas por las redes sociales, y eso se refleja en las familias. No necesariamente tenemos que tirar el móvil por la ventana, pero no vendría mal sumar otras actividades…