Presuntos inocentes y presuntos culpables

El miércoles salió de la cárcel Alfon, Alfonso Fernández, el único detenido por la huelga del 14N que seguía en prisión.

Miembro del grupo radical los “Bukaneros”, implicado anteriormente en incidentes de orden público, el 14 de noviembre fue detenido en el distrito de Puente de Vallecas con una mochila en la que llevaba material para fabricar explosivos.

La plataforma pro libertad de Alfon ha argumentado repetidamente que en su caso se han cometido buen número de irregularidades y de ilegalidades, incluyendo la aplicación de la legislación antiterrorista, que han conducido a esos 56 días de prisión.

No faltan incluso quienes apuntan a que con él se ha buscado “hacer un escarmiento”, y otros hablan de un caso de “venganza policial”.

No tengo datos suficientes para pronunciarme definitivamente a favor o en contra de Alfon. Pero sí pienso que llevar encima una mochila con explosivos resulta una circunstancia altamente inquietante.

Hay quien replica que la única prueba de ese hecho es el testimonio policial, y por tanto hay que aplicar automáticamente el principio de la presunción de inocencia.

Bueno pues, desde mi punto de vista, en caso de duda esa circunstancia, el atestado policial, es determinante. Un dato así convierte al afectado en “presunto culpable”. A la espera, eso sí, de lo que dictamine el juez.

No desconozco que alguna vez se han producido abusos policiales, con actuaciones excesivas y acusaciones falsas o manipuladas por parte de algún agente. Pero la regla general no es ésa.

Así que, en caso de duda, insisto, y hasta la definitiva decisión de los jueces, cuando exista acusación policial formal parece lo adecuado aplicar el principio de presunción de culpabilidad. Estamos, por supuesto, hablando de presunción.

 

La lógica dice que en principio hay que creer a la policía. A pesar de esos abusos y extralimitaciones que han ocurrido ocasionalmente. Lo contrario, además de un despropósito, conduciría a desmontar uno de los pilares sobre los que se asienta la pacífica coexistencia ciudadana para apostar por la ley de la selva.

Que no sé si es lo que propugnan algunos.

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Twitter: @JoseApezarena

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