Arenas movedizas

Al final va a ser verdad lo del dedo; y el dedo andaluz es mucho dedo. Desde luego, es un dedo más dedo que el dedo manchego.

Viajó Dolores de Cospedal y a la velocidad del AVE dio su confianza a José Luis Sanz alcalde de Tomares, senador electo y secretario general del Partido Popular en Andalucía, y se volvió  tan contenta e incluso el alcalde de Tomares quedó tan contento.

Rajoy tercia; lo hace con autoridad y resulta señalado Juan Manuel Moreno Bonilla quien se apresura a ponerse a disposición de los andaluces, aunque muchos andaluces apenas le conozcan.

José Luis Sanz pide firmas para los avales. En menos de 24 horas rompe avales y firmas y se coloca al lado del designado que ha quedado como único candidato. Y ahora, entre los militantes andaluces, hay dudas. Dudas y no preguntas porque la mayoría de las preguntas se las contestan ellos mismos.

¿No era José Luis Sanz el pupilo político de toda la vida de Javier Arenas? ¿Es que Arenas ha sacrificado a su pupilo por alguna cuestión que tenga que ver con sus relaciones con Dolores de Cospedal? ¿Tienen algo que ver en esas relaciones las respuestas de la secretaria general del Partido Popular en relación al ‘caso Bárcenas’? ¿Es la postura de Mariano Rajoy la misma que sostiene Soraya Sáenz de Santa María –o vicceversa- quien podría estar ejerciendo, una vez más, de escudo del presidente del Partido? ¿Aspira, de verdad, el Partido Popular a ganar las elecciones andaluzas con Juan Manuel Moreno, o simplemente pretende que Javier Arenas vuelva a salir, una vez más, por Almería en vez de por Sevilla, como sería lo lógico?

Dudas que no preguntas, porque los militantes andaluces tienen muy claras las respuestas a juzgar por las reacciones –silenciosas naturalmente- habidas entre las llamadas bases tras la ruptura fulminante de los avales y las firmas solicitadas por José Luis Sanz.

Dudas que, evidentemente ni han tenido, ni tienen, ni tendrán los presidentes provinciales, que se han apresurado a ponerse en primer tiempo de saludo ante el futuro candidato. Y es que el puesto es el puesto.

Un viaje fallido, una candidatura nonnata, un candidato ‘dediforme’, unas arenas que en Andalucía siguen movedizas y se tragan todo lo cae en su entorno y Susana Díaz, que antes de firmar el decreto de disolución y convocar elecciones, se estará frotando las manos.

 
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