Crimen y castigo

Nada que ver con la novela de Dostoyevski.

Los resultados de las elecciones europeas –comenzamos unos días de análisis para todos los gustos- demuestran, entre otras, tres cosas:

Primera, que a los españoles cada vez les interesan menos las ‘cosas’ de los políticos y la forma que tienen de decírselo es no ir a votar cuando les ‘pilla’ lejos y el parlamento de Bruselas les ‘coge’ a trasmano.

Segunda, que los españoles no están nada contentos con la gestión de Rodríguez Zapatero al frente del Gobierno y se lo han dicho votándole menos que en las últimas elecciones.

Tercera, que a los españoles Mariano Rajoy les produce un entusiasmo perfectamente descriptible y que le han votado para que gane las elecciones, pero sin grandes alharacas.

Muchos han querido castigar a los políticos, a todos los políticos, dándoles la espalda y no acudiendo a las urnas. Otros han castigado a Rodríguez Zapatero y algunos comienzan a pensar que es un ‘crimen’ que, en las actuales circunstancias, el Partido Popular no haya ganado con más contundencia.

Las verdaderas jornadas de reflexión en el interior de los partidos llegan ahora. Es el momento de sincerarse, lejos de las cámaras y de las sonrisas de las comparecencias públicas de la noche electoral. Son las reuniones, a puerta cerrada, más o menos tempestuosas en las que se cantan las verdades y se hacen los reproches correspondientes. En pocas fechas se van a apreciar los cambios de estrategias y los nuevos rumbos tras el análisis frío, lejos de los focos, de cada uno de los resultados.

Reflexionará Rodríguez Zapatero sobre políticas económicas y hasta sociales, y aunque no haya caras nuevas se verán menos las más conflictivas del Gobierno.

Reflexionará Mariano Rajoy y –lo que es más evidente- reflexionarán los que se cuestionan y se seguirán cuestionando su liderazgo en el Partido Popular.

 

Reflexionarán los nacionalismos y esperarán sentados nuevas ofertas con vistas a futuras colaboraciones parlamentarias.

Y no reflexionará, ¿para qué? Izquierda Unida.

Pero de esas reflexiones apenas tendremos noticias. Si acaso filtraciones interesadas, rumores y, ese será el verdadero termómetro, cambios en políticas y actitudes públicas.

En cualquier caso esta semana es la primera de la nueva campaña electoral. Y eso sí que es un verdadero castigo.

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