Primarias: ¿viene de primo?

Si a alguien eso de elecciones primarias le suena a algo parecido a lo que ocurre, por ejemplo, en los Estados Unidos, puede irse olvidando del parecido.

Si a un ciudadano lo de las primarias le recuerda a algo semejante a la democracia interna de un partido político también puede empezar a mirar en otra dirección.

Además de que cada día asistimos a la batalla más o menos cruenta entre los candidatos, es evidente que el timo de las primarias sirve fundamentalmente para la toma de posiciones dentro del mismo partido e incluso para la batalla interna, que en momentos de dificultad electoral, se libra siempre en el seno de las formaciones. Es decir, que tal y como nos lo presentan a los ciudadanos el proceso de primarias suena a tomadura de pelo.

Se trata ante todo de un instrumento de política interna que sirve para afianzar a alguien que está más arriba, para derribar a otros que se quiere que estén más abajo o, en el mejor de los casos, para presentar a un candidato sin el estigma del ‘dedazo’.

Es lo que pasa en el Partido Socialista Madrileño. Es normal que el Secretario General del partido tenga su propio candidato. Es de recibo que ya no le apetezca que sea quien durante toda la legislatura ha estado dando la cara y hasta tiene su lógica que quiera poner a alguien de su confianza y que incluso le ofrezca más garantías desde el punto de vista electoral.

Pero lo que ya no tiene un pase es que esa batalla interna sirva de coartada para gestiones de dudosa eficacia, para pagar servicios prestados o para hacer una crisis de Gobierno más o menos encubierta. Y lo que es peor, todo ello en nombre de no se sabe qué espíritu democrático.

Ha dicho el Secretario General del Partido Socialista que él no tiene nada que ver con el asunto y que él ni arriesga nada ni se juega nada en la operación que se ha montado en Madrid. Evidentemente es mucho decir y muy arriesgado si es que lo piensa. En este caso sí que hay que personalizar y José Luís Rodríguez Zapatero ha puesto toda la carne en el asador de Trinidad Jiménez o en el crematorio político de Tomás Gómez. Si gana la ministra será responsabilidad de Rodríguez Zapatero y si Esperanza Aguirre gana a la ministra será un fracaso para Rodríguez Zapatero.

Si Tomás Gómez gana a Trinidad Jiménez, las bases de Madrid habrán dado la espalda al Secretario General del partido y Madrid es una baza decisiva para el PSOE aunque sólo sea a nivel de imagen.

Y es que las primarias o lo son realmente o se convierten en una componenda maloliente.

 

Si además no se nos explica el perogrullesco ‘en unos sitios sí y en otros no’, la cosa ya empieza a tomar visos sainetescos por mucho que sirva para aderezar encuestas.

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