Tormenta publicitaria

Interpublic(IPG), uno de los más grandes grupos de publicidad del mundo, ha destapado la caja de los truenos. Hace pocos días, la SEC -organismo americano que vela por las buenas prácticas de las empresas que cotizan en bolsa de Nueva York- desveló "errores" contables en varias filiales de IPG. España, Turquía, Grecia, Holanda y la agencia Media First en Nueva York. IPG, propietario de las agencias McCann-Erickson, FCB y Weber Shandwick, entre otras, ha reconocido que Turquía es una de las filiales a las que ha imputado una mayor cantidad de desviaciones. La compañía ha identificado en McCann de ese país 31,8 millones de dólares más otros 10 millones por multas e intereses. Además, imputa 14,5 millones de dólares por "cargos inapropiados a clientes y evasión de impuestos locales". Desde que se hicieron públicos los problemas de Interpublic, este grupo ha perdido importantes cuentas, como la de Bank of America y General Motors. La SEC y los acreedores de IPG pusieron un plazo para la presentación de las investigaciones internas, con la amenaza de dejar de respaldar al grupo financieramente. Hubiera supuesto la suspensión de pagos de 2.000 millones de dólares en deuda. El resultado es que Interpublic ha reconocido públicamente que los resultados desde el año 2000 hasta 2004 estaban inflados en unos 500 millones de dólares (413 millones de euros). Casi nada. Parece que lo peor está por llegar. Ahora, nadie esconde que el “caso IPG” va a tener un efecto boomerang de consecuencias incalculables. Las filiales locales ya saben que si quieren contar con el respaldo de una red internacional van a tener que pasar por el aro. Un aro cada vez más estrecho. Lo dicho. Ojo con la SEC.

 
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