Exceso de aforo durante el discurso inaugural de la Asamblea Plenaria. Periodistas, en el suelo
Otra Asamblea Plenaria más que ha despertado gran interés social. Desde primera hora de la mañana del martes, la caravana de Hazte Oír merodeaba por las inmediaciones de la calle Añastro con un mensaje inequívoco: solicitar a los obispos españoles que defiendan el Valle de los Caídos. Mientras la caravana daba vueltas, a las puertas de Añastro algunos obispos recibían una estampa con una oración y una imagen de la cruz de la Basílica.
Además de la cuestión de la Abadía benedictina, el tema de los abusos volvió a copar grandes titulares en los días previos, dejando prácticamente en segundo plano la visita de la Comisión Ejecutiva de la Conferencia Episcopal Española al Papa León XIV.
A diferencia del funcionamiento con las Asambleas Plenarias de otros países, en España la transparencia aún brilla por su ausencia. Mientras en Estados Unidos se retransmite en directo muchos de los debates de las sesiones que mantienen los obispos, en España la presencia de la prensa se limita a asistir al discurso inaugural del presidente de la CEE, algún briefing informativo a mitad de la semana sobre algún tema que decidan desde el departamento de comunicación y la rueda de prensa final del viernes de la que da parte de los asuntos “oficialmente” tratados el secretario general.
El discurso de apertura por parte de Mons. Luis Argüello, presidente de la Conferencia Episcopal, también se ofrece por streaming y suele ser una ocasión de encuentro entre obispos, periodistas, personal de la Conferencia y otros agentes del mundo eclesiástico, caritativo o económico. Este primer día suele dejar estampas curiosas de obispos que llegan con el discurso empezado como fue el caso del cardenal Osoro o el obispo Munilla.
Tradicionalmente, la prensa siempre ha tenido un espacio reservado para trabajar mientras escuchan el discurso detrás del margen izquierdo de donde se sientan los obispos en la sala donde transcurre la Asamblea Plenaria. Pero esta vez no fue así.
Es cierto que había un lugar reservado para los periodistas, pero este lunes había demasiada gente que quiso seguir in situ el discurso del presidente monseñor Luis Argüello. La doble fila extra de mesas y sillas no fue suficiente y lo que los periodistas se encontraron al llegar a la sala de la Plenaria es que prácticamente todas las sillas de “libre disposición” para invitados y la zona de prensa estaban ya ocupadas.
Este exceso de aforo provocó que unos cuantos periodistas tuvieran que seguir el discurso de monseñor Luis Argüello (que duró cerca de una hora) tirados en el suelo con sus ordenadores por falta de espacio e incluso de pie. Quizá por eso, el secretario de la Nunciatura, Mons. Giuseppe Commisso, quiso ser extremadamente breve en su saludo a los obispos españoles.