“Éramos mujeres jóvenes, llenas de ideales. Pero por el sentido de obediencia y la confianza en las personas que nos guiaron, fuimos explotadas para abusos de conciencia, espirituales, psicológicos, físicos y sexuales”
"La voz profética de Mons. Álvarez no debe ser apagada ahora que está en el exilio. Al contrario, debe continuar apoyando a los nicaragüenses víctimas de este régimen", afirma