El rey Mohamed VI se queda en su residencia de Gabón y no recibe al Presidente. Se interpreta como un desplante del monarca alauita hacia Pedro Sánchez

El monarca se queda en su residencia de Gabón, despacha al presidente con una llamada y desluce con su ausencia el encuentro para plasmar la nueva amistad entre ambos países

Nada hace presagiar la inminencia de un momento crucial en Rabat, que luce soleado y sin más rastro de la presencia española que las latas de conservas de una conocida marca nacional instalada en el país magrebí desde hace tres décadas, visibles en todas las tiendas. Tampoco las agendas de los principales líderes a uno y otro lado del Estrecho.

A juzgar por los nombres que figuran, la cumbre "histórica" entre España y Marruecos, que arranca oficiosamente este miércoles con un foro empresarial, desmerece el calificativo otorgado por la Moncloa.

No estará el líder de la patronal, Antonio Garamendi, que se ha caído a última hora.

Tampoco los ministros de Unidas Podemos, que se borraron desde un principio. Y a primera hora de la tarde se acaba de resolver la gran incógnita del lado marroquí: Mohamed VI finalmente no acudirá, al contrario de lo que esperaba la diplomacia española.

En la parte marroquí también se había dado por sentado que el rey recibiría a Sánchez esta misma tarde y el anuncio ha sido recibido con sorpresa. Entre los periodistas locales que siguen el día a día del gobierno marroquí lo entienden como un «gesto de que la cosas no van tan bien como cree España» en la relación entre ambos.

En el Ejecutivo califican esta cumbre como una de las más complejas de cuantas se han organizado. Tanto por la cantidad de ministros movilizados, con una docena de miembros del Gobierno involucrados, como por el volumen de convenios bilaterales que se van a rubricar el jueves en distintas sedes ministeriales de Rabat. La firma oficial de una veintena de acuerdos se realizará de forma conjunta en un acto cuya logística está provocando quebraderos de cabeza a los organizadores.

Cabe recordar que, pese al deshielo de las relaciones entre España y Marruecos tras la cesión histórica por parte de Sánchez ante el plan marroquí de autonomía para el Sáhara, el líder socialista siempre ha sido visto con cierta animadversión por parte del monarca alauita. La razón, ha sido la participación de Sánchez en 2011 en un equipo de verificadores enviado a revisar unas elecciones legislativas marroquíes.

Como parte de esa delegación enviada por la National Democratic Instituto (NDI), ONG financiada por el magnate George Soros, Sánchez firmó un informe final tras la verificación en el que calificaba las elecciones marroquíes de «poco democráticas». Eso provocó un gran enfado por parte de Mohamed VI y es uno de los motivos por los que Sánchez, en su afán por reconducir la situación, fijó Marruecos como el destino de su primer viaje oficial al llegar a Moncloa.

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