José Apezarena

Pablo Iglesias y Podemos están preocupados

Están preocupados, no cabe duda. Me refiero a Pablo Iglesias y a su partido, Podemos. Les inquietan algunas acusaciones concretas contra ellos, de las que no encuentran forma de zafarse definitivamente. Les persiguen día tras día.

Se les ve nerviosos con las afirmaciones de que son “amigos de ETA y de los etarras”, y por la imputación de que han sido financiados desde la dictadura venezolana. ¿En qué se nota la desazón? En que han decidido acudir a los tribunales, interponiendo demandas contra quienes sostienen extremos semejantes

Si esos dos misiles no les desgastaran nada, si no les hicieran el menor daño en su imagen y estrategia, dejarían que se repitieran sin fin. Pero no, han ido a los tribunales para que los jueces les defiendan.

En ese contexto, el sábado, en La Sexta Noche, Pablo Iglesias fue retado varias veces por sus dos principales contrincantes, Esperanza Aguirre y Eduardo Inda, a que recitara la frase: “Los etarras son unos asesinos”. No lo hizo. Dijo otras muchas cosas parecidas, criticó la violencia de Eta, toda violencia, pero las palabras mágicas no salieron de su boca.

Y se le mudó la cara, la seráfica sonrisa habitual trocó en rostro serio, cuando el periodista del El Mundo, que se mantiene en sus afirmaciones a pesar de la demanda ante los juzgados, citó textualmente al número dos de Podemos, Juan Carlos Monedero, y su frase de que, a la vista de la violencia que ha habido en España, se ‘entiende’ el terrorismo de ETA, junto con la cifra de 3,2 millones de euros recibidos en su asociación de estudios procedentes del régimen venezolano.

Que se trata de una cuestión incómoda, que preocupa, se demostró también en que a partir de ese momento Pablo Iglesias intentó poner final al debate, quejándose de que un día sí y otro también tiene que estar hablando de esos concretos asuntos y defendiéndose. Planteó que se acabara de una vez por todas lo que consideró un debate muy repetido.

Aún no ha empezado a gobernar en ningún sitio, y ya Podemos empieza a sufrir. Hasta aquí, todo ha sido subir y subir, pero ahora empiezan a pagar algunos precios por encontrarse en el candelero político.

Digo que aún no han gobernado, no han tomado decisiones concretas, no existe desgaste. Dentro de poco, sobre todo tras las municipales y autonómicas, tendrán que tomar opciones.

Imaginemos una situación bastante posible. Supongamos que Podemos se convierte en la llave para la alcaldía de un ciudad importante, incluso de una autonomía, que su voto decide. Supongamos el caso de Extremadura, por concretar un poco más, y que el partido de Pablo Iglesias se enfrenta a la situación que actualmente tiene Izquierda Unida.

 

En un caso así, si decide abstenerse deja el campo libre a que gobierne el Partido Popular, como ocurre en la autonomía extremeña. Por lo contrario, puede cerrar el paso al PP votando junto con el PSOE. Pero eso significa aliarse con otro de los integrantes de la despreciada ‘casta’. ¿Qué hará entonces Podemos? Porque las dos salidas son indeseables desde su punto de vista.

Dentro de muy poco no podrán permanecer inmaculados como ahora se muestran. Es lo que tiene la política, que hay que mojarse.

Por cierto que, volviendo a La Sexta Noche, me pareció un error de Esperanza Aguirre haber aceptado debatir con Pablo Iglesias por teléfono, sin estar presente en el plató. Se encontró claramente en inferioridad porque a ella no se le veía la cara (a Pablo Iglesias constantemente, con sonrisas, gestos…), no se le escuchaba bien, en ocasiones el metálico sonido del teléfono resultaba hiriente al oído… Se equivocó la lideresa. Ese tipo de debate no es una buena idea.

editor@elconfidencialdigital.com

Twitter: @JoseApezarena

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