Psicópatas de grabar vídeos
En junio de 2007, seis soldados españoles desplegados en Líbano murieron en un atentado con explosivos contra el blindado en el que patrullaban, perpetrado por los talibanes. Dos militares más resultaron heridos graves.
Las fuerzas de socorro que llegaron primeramente al lugar del suceso eran tropas italianas. Y, sorprendentemente, lo primero que hicieron los soldados, antes de auxiliar a las víctimas, fue sacar sus teléfonos móviles y empezar a tomar imágenes. Todos ellos.
Lo ocurrido provocó una amarga queja por parte del contingente español.
Viene a cuento este suceso porque constituye una confirmación más del desviado hábito que está imponiéndose en esta sociedad tecnologificada, y que consiste, dicho sea mal y pronto, en 'grabar primero y preguntar después'.
La absoluta facilidad, al alcance de cualquiera, para captar escenas ha introducido un chip mental en muchísimas personas consistente en, sobre la marcha, ponerse a grabar. Lo que sea. Casi se ha convertido en una psicopatía generalizada.
Bajando a la inmediata actualidad, una demostración más es lo que acaba de ocurrir con la brutal agresión de Sabadell, en la que una chica, menor de edad, propinó una soberana paliza a otra muchacha (las imágenes impresionan por lo increíbles), mientras las compañeras de la agresora, en lugar de agarrar y detener el ataque, se dedicaban a tomar imágenes con sus teléfonos.
No queda ahí ese desvío conductual. Porque el siguiente e irrefrenable paso suele ser subir los vídeos a You Tube. Parece que el nuevo instinto de grabar requiere, como paso inevitable, colgar el resultado en alguna de las muchas redes sociales.
Y ahí está, por remachar un poco más, el reciente caso del individuo que se grabó a sí mismo conduciendo su coche desde el asiento del copiloto (incluso realizando adelantamientos en carretera), y que a continuación subió el vídeo a You Tube. Lo cual ha provocado, lógicamente, que haya sido identificado y detenido por conducción temeraria.
Parece bastante incomprensible.
