El desafío se llama ‘15M bis’

Va a ser una de las pruebas de fuego para el Gobierno. Y de lo que ocurra se sacarán conclusiones sobre su capacidad de gestionar este país en asunto muy delicado como es el orden público.

El crédito del nuevo Ejecutivo sobre materia tan delicada va a estar en juego con un desafío llamado ‘15M bis’.

Los ‘indignados’ han anunciado que están dispuestos a que la repetición de esa fecha en 2012 constituya un hito histórico, igual o mayor que el año pasado, cuando nació el movimiento.

Concretamente, tienen intención de volver a tomar la Puerta del Sol, y de mantenerse allí durante cuatro días.

Llevan meses preparando la acampada, traducida en una asamblea permanente a celebrar a partir del 12 de mayo, sábado, hasta el 15.

En un manifiesto, difundido en varios idiomas a través de la página www.globalmay.org, llaman a la “movilización global” ese 12 de mayo.

Esperanza Aguirre ha solicitado a la Delegación del Gobierno, ahora de su partido, que impida “actos ilegales” del 15M. Y la delegada, Cristina Cifuentes, ha asegurado que hará cumplir la ley e impedirá la acampada.

Pero, insisto, quien se la juega no se Cifuentes. Y ni siquiera el ministro del Interior, aunque él será el responsable inmediato. El juicio final recaerá sobre el Gobierno como tal, y sobre su presidente.

Un fracaso en materia tan sensible, a la par que escandalosa, sería una muy mala noticia. Para el Gobierno y para el país.

 

También por las consecuencias de imagen internacional. Las miradas del mundo entero van a estar fijadas esos días en Madrid. En la Puerta del Sol, más concretamente.

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