José Apezarena

La efebocracia que viene

Explican los expertos demoscópicos que las encuestas políticas actuales muestran un dato nuevo, relevante, a la hora de calibrar opciones, propuestas, programas y candidatos. Ese dato es la juventud de los líderes, que, añaden, se ha convertido en el factor más valorado, por encima de todos los demás.

Al mismo tiempo, asistimos a un sorprendente proceso de aparición de líderes jóvenes en casi todas las formaciones. Empezando, por supuesto, por el personaje Pablo Iglesias, cabeza visible de Podemos, pero también ahora con la batalla en el PSOE entre Eduardo Madina y Pedro Sánchez, ambos en el entorno de los cuarenta años. Y en la lucha previa estuvo Alberto Sotillos.

Dentro de Izquierda Unida, la vieja guardia presidida por Cayo Lara ha confiado la renovación a Alberto Garzón, un dirigente que aún no ha cumplido los treinta años.

Según esos estudios sociológicos, la condición de 'joven' se ha convertido en un dato principal a la hora de valorar a los líderes sociales, en los que se confía por el mero y desnudo hecho de tener una edad reducida.

En fin, que a lo que parece estamos a punto de entrar en la 'efebocracia'. Frente a la más conocida 'gerontocracia', la palabra, de evidentes raíces griegas, por lo visto fue acuñada en 1927, nada menos que por Ortega y Gasset. Los diccionarios lo describen como "gobierno o tiranía de los jóvenes".

Al mismo tiempo, España ha padecido el fenómeno de que casi todos sus presidentes del Gobierno quedaran amortizados y arrumbados cuando apenas habían entrado en los cincuenta años, lo cual constituye una anomalía sociológica, además, en algunos casos, de un auténtico desperdicio intelectual y político.

Desconozco si la efebocracia, identificada con toda claridad como tendencia, se impondrá irremediablemente en la política, y no sólo en ese terreno sino incluso también en la economía, la gestión social... Pero parece una simpleza pensar que las personas son interesantes y valiosas, y por tanto merecedoras de que se les otorgue el mando, por el simple hecho de que su DNI indique una fecha de nacimiento relativamente reciente.

Al igual que resulta necedad concluir que la veteranía y la edad garantizan capacidades y éxitos, no obstante sea lógico valorar la experiencia y lo que se ha aprendido con el paso del tiempo.

La edad por sí misma ni quita ni pone demasiado. A veces, el paso del tiempo aporta, y otras lo que hace es esterilizar. Conviene, sin duda, analizar caso por caso, sin dar prioridad absoluta a la juventud, hoy al parecer tan apreciada. Y que conste que, en la duda, estoy por la renovación.

 

editor@elconfidencialdigital.com

Twitter: @JoseApezarena

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