¡Ahí va! ¡PP y PSOE son capaces de pactar!

Atención, noticia: el Gobierno y el Partido Socialista han pactado este miércoles elaborar una reforma legal contra los desahucios. La noticia es estupenda y le viene muy bien a este país en el que se están viviendo auténticos dramas familiares por esta cuestión. Sin embargo, yo me pregunto: ¿cómo es que PP y PSOE no son capaces de llegar a más acuerdos?

La cuestión es de gran relevancia porque España necesita, exige, reclama en estos momentos grandes pactos de Estado. Es una prioridad el consenso de los dos principales partidos políticos de este país sobre cuestiones de gran relevancia.

Apunto unas cuantas necesidades imperiosas:

-- ¿Por qué no pactan los dos principales partidos una solución para el Senado, esa institución inútil que tanto nos está costando a los españoles?

-- ¿Por qué no pactan PP y PSOE una solución real inmediata a ese galimatías llamado estado de las autonomías, que duplica instituciones y funcionarios, y que amenaza con llevarnos a la ruina?

-- ¿Por qué no pactan Rajoy y Rubalcaba un modelo de justicia realmente independiente, ajeno a las disputas políticas?

-- ¿Por qué no acuerdan ‘populares’ y socialistas, de una vez por todas, una ley educativa para los próximos 20 años que sirva realmente para potenciar la formación de nuestros jóvenes? ¿Por qué no pactan dejar para siempre la educación al margen de las ideologías?

-- ¿Por qué no consensuan nuestros políticos un sistema de listas abiertas en la elección de nuestros representantes, que premie el mérito y la valía personal y no la fidelidad a unas siglas?

-- ¿Por qué no se ponen de acuerdo en adoptar en los próximos decenios una política exterior común, que defienda realmente los intereses de España y permanezca ajena a banderías partidistas?

 

Pues bien. Mucho me temo (y lo digo con verdadera pena) que la mayoría de estos pactos no se van a poder alcanzar. Por una sencilla cuestión: porque les supondría, a los propios partidos políticos, la pérdida de prebendas, la renuncia a canonjías, decir adiós a instrumentos de poder que utilizan desde siempre en su favor.

Todos estos acuerdos, mencionados más arriba, exigirían una grandeza de ánimo sin igual por parte de quienes los firmaran. Y sinceramente: miro a mi alrededor y veo a pocos estadistas capaces de una gallardía de ese calibre.

Insisto: es una verdadera lástima. Porque falta nos hacen.

Más en twitter: @javierfumero

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