El Ministerio de Presidencia enfada a los funcionarios de Moncloa al redoblar ahora los controles de seguridad “a raíz del 11-M”

Los funcionarios del Complejo de La Moncloa, se encuentran bastante molestos con el endurecimiento de las medidas de seguridad, un cambio puesto en marcha desde hace dos semanas en los accesos y salida del Palacio.

Fuentes consultadas por El Confidencial Digital entre los trabajadores de La Moncloa, han manifestado a este medio su irritación por el nuevo nivel de exigencia en la seguridad que se ha inaugurado hace escasos días en el complejo.   Los trabajadores reconocen que Moncloa siempre ha cuidado mucho este aspecto, pero hacen hincapié en la incomodidad de las novedades. Hace unos quince días, tras la instalación de nuevos tornos de acceso, los responsables de seguridad de los edificios cambiaron de actitud respecto a los trabajadores y ahora les obligan a pasar por los arcos detectores de metal, y a vaciarse los bolsillos hasta que dejen de sonar. Igualmente se debe mostrar el contenido de bolsos y mochilas.   Las mismas fuentes señalan que si, tras pasar a los arcos, sigue sonando el detector, los agentes te examinan con un escáner de mano, algo inédito hasta la fecha. La extrañeza de los funcionarios ante estas medidas viene dada por lo inusual. Hay que tener en cuenta que algunos funcionarios llevan muchos años trabajando en La Moncloa y se conocen, algo que también sucede con los responsables de la seguridad con los que coinciden frecuentemente en la cafetería y otros lugares.   Otro elemento que ha despertado los recelos de los funcionarios ha sido el “nivel de nerviosismo” del que dan muestra estos días los responsables de seguridad. Cuentan a ECD que las voces altas y las malas maneras, por las prisas y dificultades en los controles, están ahora a la orden del día.   Como es natural, los propios trabajadores han interrogado a los miembros de seguridad sobre los motivos de tan sorprendente cambio. La respuesta es que se trata de medidas impuestas por la nueva situación y “a raíz de los atentados del 11 de marzo”. Los funcionarios no entienden que, si de esto se trata, se haya esperado dos años para implantar las nuevas medidas.   Otra de las consecuencias de esta situación, que tanto está afectando a los funcionarios, son las colas que se forman en los accesos cuando, por ejemplo, llegan de golpe grupos de 20 o 30 trabajadores procedentes de un mismo autobús.

 

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