ALBERTO NÚÑEZ FEIJÓO, presidente de la Xunta de Galicia

“Si lo que se valora es no haber hecho nada antes de entrar en política, ni haber gestionado nunca un euro público, yo a esa regeneración no me apunto”

Alberto Núñez Feijóo es el presidente de la Xunta de Galicia desde 2009 con dos mayorías absolutas. Conocido como reformista y buen gestor, las quinielas eternas le colocan como el relevo más seguro de Mariano Rajoy al frente de un Partido Popular en efervescencia.

En estos momentos el Presidente de la Xunta piensa en su plan de futuro, mientras el PP se prepara para el rediseño.
En estos momentos el Presidente de la Xunta piensa en su plan de futuro, mientras el PP se prepara para el rediseño.

El relevo sempiterno. Galleguista. Reformador. Gestor. Núñez Feijóo es el único barón contemporáneo con mando en plaza que le queda al PP de Rajoy, con el permiso de Juan Vicente Herrera. Presidente del PP de Galicia desde 2006. Hilo conductor no conservador entre Fraga y los populares del siglo XXI. Por encima de todo: la lealtad. No quiere hablar de lo suyo, pero el paso del testigo se puede leer entre líneas. Un pepero sin corsé. Votó a Felipe en el 82. Schopenhauer, Camus, Aute, Sabina y Víctor Manuel le guiaron en su tránsito a la madurez. Parapeto de cemento para resguardar a Mariano. Sin fisuras. Se nota que el cirujano del PP tiene ganas de coger el toro por los cuernos. O no. Depende. Pero sí…

Alberto Núñez Feijóo sale del Comité Ejecutivo Nacional del Partido Popular en Génova 13, donde se sigue paso a paso el sudoku de España. Llega contento, "porque, al menos, tenemos una posición clara". Hablamos del lunes de esta semana políticamente intensa. Y el viernes al mediodía le dimos al F5, para actualizar, aunque sigamos sin Gobierno…

Una coca-cola-zero en el hall del Eurostar, en mitad de las cuatro torres de Madrid. Aquí es fácil meditar sobre lo de que torres más altas han caído en este momento de sumas, restas, divisiones, transiciones, y otras variantes transgénero de la política española con sus carencias al aire.

Núñez Feijóo tiene porte de ex jugador de baloncesto, diplomático, abogado senior de Garrigues y cirujano. Todo a la vez.  

Amable. Claro, pero gallego. Responde como responde. Pero responde. 50 minutos con un presidente de la Xunta de Galicia que está cada vez más cerca de Madrid, y que podría llegar incluso antes de que aterrice el AVE. O no.

Al líder gallego al que todo el mundo pregunta ¿serás tú? le acompaña el Mar en calma: una bocanada de aire fresco al balcón de esos jefes de prensa de políticos más estirados que sus jefes y travestidos-as en comisarios políticos… Ella también forma parte de los logros de Feijóo. Comunicar mejor, no lo olvidemos, es la asignatura para septiembre que espera al PP desde hace ya unos cuantos años…

Total. Que hablamos de frente con un presidente autonómico con prestigio que puede estar en pleno punto de inflexión. Porque todo apunta a que no se presentará a su tercer mandato, y en el resto de la España azul, además, parece que hace tilín.

Entre líneas anda el gato. Aviso.

¿Cómo va esa reflexión sobre su futuro político?

En estos momentos, en las cuatro provincias gallegas estamos con los congresos, que se celebran el 5, 6, 12 y 13 de marzo. Por tanto, a partir entonces el Partido Popular de Galicia va a tener cuatro presidencias, de las que tres son nuevas, porque hay tres presidentes provinciales que han decidido no presentar candidatura, y esta será la mayor renovación que hemos hecho desde la época de Fraga.

 

Después toca hacer el congreso autonómico. Nosotros hemos pedido un proceso distinto al procedimiento general de congreso nacional, congreso autonómico, y congreso provincial. Hemos invertido ese orden con el visto bueno de la junta directiva.

Así pues, el PP de Galicia se está renovando. Estamos intentando reconectar con mayor intensidad con la sociedad, porque hemos entendido el mensaje de las elecciones municipales. En aquellos comicios sacamos el 37 por ciento de los votos pero no fueron unos resultados buenos. Y así seguiremos hasta llegar al congreso autonómico.

Cuando cumpla siete años de presidente, en abril, aproximadamente, lógicamente tendré que comunicar la disponibilidad, en su caso, para seguir, o la decisión, por el contrario, de acabar la etapa. ¿Por qué? Primero, porque ya lo dijimos en mayo del año pasado, y segundo, porque en 2009 nos comprometimos a estar ocho años en el Gobierno, que se cumplen a finales de 2016. Somos previsibles… 

Esa renovación forma parte de su interés por dejar el partido listo para lo que venga después…

Sí. Efectivamente.

¿Cómo lee usted la realidad política en España desde el 20D y la respuesta de los partidos hasta ahora?

La realidad es que los españoles le han encomendado a un partido que siga gobernando, pero que tiene que pactar. Está claro que los españoles le han dicho "gobierne usted, pero pacte" a un partido que saca un millón trescientos mil votos de largo al siguiente, y 30 diputados de diferencia. Ese es el resultado de las urnas. Lo que ha ocurrido desde las elecciones generales es muy decepcionante, porque es la primera vez que nos encontramos en España con políticos que están cayendo en la tentación de no respetar el resultado electoral, desoír lo que dicen las urnas y pactar en los despachos. Y todo eso, sustentado con el peor resultado electoral de la historia del partido socialista…

La sociedad española está sorprendida, decepcionada y preocupada, y, en consecuencia, nos encontramos en una situación en la que los españoles tienen unos políticos que no merecen. Oiga, el partido que ha ganado ha puesto sobre la mesa la mayor oferta que se ha hecho nunca por parte de un candidato a la Presidencia del Gobierno: o bien un acuerdo de Gobierno con dos partidos (PSOE y Ciudadanos), o un acuerdo amplio que sume más de 230 diputados. Se trataba de dos propuestas que facilitasen acuerdos con vocación de permanencia, porque, si los pactamos entre los dos grandes partidos, más Ciudadanos, está claro que tienen una enorme trascendencia, y vincularían a nuestro partido y al partido socialista.

Zapatero, cuando España estaba a punto del rescate, nos pidió modificar la Constitución de forma urgente. Y lo hicimos estando en la oposición y en desacuerdo completamente con la política económica que estaba obviando la recesión. Aquello tenía vocación de permanencia.

Lo que planteamos ahora es algo menor que modificar la Constitución: es ver qué opinamos en temas como la financiación de las comunidades autónomas, la fiscalidad, la calidad de la educación, la unidad del país, la soberanía nacional, y la lucha contra la corrupción, para trabajar de la mano. Nosotros, desde la oposición, le dijimos que sí al PSOE para la modificación de la Constitución, y en una semana. Y ahora tenemos la oportunidad histórica de que los españoles se reconcilien, con mayor o menor intensidad, con la política, con los partidos, con el sistema democrático, y que estén orgullosos de tener políticos responsables, y, sin embargo les estamos negando esa posibilidad. Por eso están decepcionados y preocupados, porque, tras 37 años, llevamos el periodo más largo después de unas elecciones sin formación de Gobierno. Esto no hay ningún español que se lo merezca.

¿Qué le parece el acuerdo PSOE-Ciudadanos?

Por respeto a los gallegos y a los españoles, no analizo una serie de cuestiones que no son propuestas en un contexto de mínima seriedad, sino que forman parte de un teatro en el que no estoy dispuesto a participar.

Si ahora yo entro a responder una a una esas propuestas, estaría siguiéndoles el juego y no estoy dispuesto. Por tanto, no diré si estoy de acuerdo o a favor de cada cosa que vayan diciendo en la rueda de prensa de turno. De este teatro no formo pare.

Si alguna vez todo esto se propone en serio, lo analizaré a fondo y me pronunciaré; pero por el momento todo es una tomadura de pelo a la gente. 

¿Y cómo interpreta la reacción de Podemos?

La única posibilidad que tiene Pedro Sánchez de gobernar es con Podemos. Puede gustar más o menos, pero es lo que hay. El resto es tomar el pelo a la gente y teatro, puro teatro.

Se está haciendo perder el tiempo a los españoles con un supuesto acuerdo con el que no es posible formar un Gobierno. Se plantean cuestiones que ni siquiera dependerían de una mayoría absoluta que ni tan siquiera tienen… Y todo esto, para luego decir que no quedó otro remedio que pactar con Podemos o que haya elecciones… O para intentar decir que el culpable de que no le salgan las cuentas es el PP.

¿Al PP le falta cintura y le sobra parálisis política cuando llega una negociación así?

En un país con una actividad política que a veces roza la salsa rosa sorprende que haya un candidato que gana las elecciones, y que, sin embargo, sea el que menos haya hablado. Yo lo comprendo... Pero si hacemos un repaso a lo que se ha dicho por parte de los que han perdido, dos meses después la pregunta es: ¿y qué han dicho? ¿En qué hemos avanzado? ¿En qué hemos mejorado? ¿Qué estabilidad nos han proporcionado?

Cuando uno no tiene nada que decir, lo mejor es que piense cada una de sus palabras. Muchos políticos españoles han perdido una gran oportunidad para permanecer callados estos días. Se pueden hacer ruedas de prensa por la mañana y por la tarde, se puede recibir al Comité de Empresa de RTVE, pero… ¡esto no es avanzar en la investidura!

Yo comprendo a los que opinan que si parálisis, que si falta de cintura política,  pero, frente a la política rosa, el Presidente del Gobierno ha intentado no hacer perder un minuto a los españoles. El 20D, los resultados electorales. El 23D, reunión en Moncloa con el PSOE, un encuentro que dura unos minutos. ¿Por qué? Porque se nos dice: “No queremos saber nada, ni con el señor Rajoy, ni con el PP”. Aquella frase ya famosa de “no es no”… Siendo esto así, el Presidente no tiene la mayoría para formar Gobierno. El líder del PSOE dice que él sí, y le pide al Jefe del Estado que le dé una oportunidad. Lleva un mes: tres semanas hablando con Ciudadanos, y hoy empieza a hablar con Podemos, Izquierda Unida y Compromís… O nos ha engañado durante las pasadas tres semanas, o nos ha engañado en esta última, porque no se puede pactar con alguien y con su contrario. Ese debate es una esquizofrenia política propia de quien pretende pactar con el agua y con el fuego, y eso no es posible. Me parece que ha sido todo un paripé en directo, con ruedas de prensa mañanas, tardes y fines de semana… Los españoles no nos merecemos que alguien nos esté engañando.

O sea, usted, en ningún momento, observando el patio, ha pensado: ¡Venga, Mariano, avanza algo, lidera este debate, muévete! ¿No le llamó la atención que ni siquiera diera la mano al líder del PSOE? ¿No cree que al PP le han faltado ganas para llevarse algún tipo de gato al agua durante esta negociación?

Cada uno tiene una forma de hacer política, y creo que eso es opinable. Es verdad que vivimos en una sociedad muy mediática, que tenemos que alimentar a multitud de televisiones, radios y periódicos… Pero, por mucho que hablemos, es que hay que saber a dónde queremos llegar y qué se pretende. Hay dos posibilidades: o una gran coalición, o una coalición del PSOE con la izquierda radical y los independentistas. No hay más. 

Dice Esperanza Aguirre que el PP se ha convertido en el nasty party [partido antipático]

En algunas comunidades más que en otras…

¿Dentro de Génova se tiene la impresión de que nunca más un secretario general del partido que sea a la vez presidente de una comunidad autónoma, que el partido hay que controlarlo y dedicarle las 24 horas del día?

La secretaria general ha sacado un resultado excepcional en Castilla-La Mancha. Ha ganado contundentemente. Quedarse a un escaño de la mayoría absoluta en España, hoy por hoy, es un excelente resultado. Pero si usted me pregunta por el futuro, yo soy partidario de que sean cargos distintos.

Usted lleva 10 años al frente del PP de Galicia. ¿Teme episodios de corrupción que empañen su gestión?

Nosotros llevamos 7 años gobernando, y le puedo asegurar que en mi Gobierno no ha habido ningún caso de corrupción. Lo puedo asegurar.

¿Cómo prefiere recordar usted a:

Manuel Fraga?

Es el fundador del partido más importante de España. Ha sido una figura clave en la consolidación democrática de nuestro país. Y es el presidente que más tiempo ha estado en Galicia. Muy difícil mejorar esa biografía.

José María Aznar?

Es el presidente de la prosperidad y de la autoestima. El que colocó a España como un gran país entre las primeras potencias del mundo.

Alberto Ruiz-Gallardón?

Ha sido un excelente presidente de la Comunidad de Madrid y una persona muy importante para el PP durante décadas.

Francisco Vázquez?

Paco Vázquez es el socialismo sensato; el socialismo que tiene un proyecto para España.

Artur Mas?

Le ha hecho mucho daño a su pueblo, y ha intentado dividir a los catalanes entre sí y, en consecuencia, a los españoles de los catalanes. Fue mucho mejor conseller en cap, porque fue muy mal presidente.

José Manuel Romay Becaría? [su mentor político] 

Es un estudioso, un letrado del Consejo de Estado, que intentó y consiguió hacer compatible ser caballero y ser político.

A Núñez Feijóo se le reconoce saber gestionar. Lo dicen las wikipedias y lo destacan casi todas las entrevistas y análisis políticos que he leído mientras preparaba esta conversación. La cuestión es que se destaca, porque parece una especie política en peligro de extinción…

No creo en los políticos que no sepan gestionar, porque está muy bien hablar, pero hay que tomar decisiones. Usted puede ser un gran dialéctico, pero un pésimo ejecutivo de su compañía. Usted puede ser un gran tertuliano, pero un pésimo presidente del Gobierno. Cada día más, a los políticos les preguntaría qué han hecho antes de ser presidentes de una comunidad autónoma, o del Gobierno de España. Y si no han hecho nada antes, debería haber una cláusula de incompatibilidad para llevar el Gobierno de un país. Nadie puede ser el comandante de una aeronave con 47 millones de pasajeros sin tener ni siquiera una experiencia de una hora de vuelo en un aeroplano. Tuvimos un presidente del Gobierno socialista que fue así, y ahora tenemos a un candidato del PSOE a la Presidencia del Gobierno que tiene todavía menos experiencia que el anterior. Esta nave que es España no se merece un comandante que no haya llevado antes un aeroplano.

En esta línea de dirigentes políticos con experiencia laboral previa, me planteo si su trayectoria política habría sido la misma si hubiera usted mamado PP desde el principio y se hubiera fabricado su futuro en las Nuevas Generaciones del partido…

(Risas). En todos los sitios hay buena gente, y también gente a la que le gusta figurar. Y en Nuevas Generaciones hay de las dos cosas. También reconozco que hay buenos cuadros. El secretario general del PP de Galicia y vicepresidente de la Xunta fue responsable de Nuevas Generaciones en Galicia.

¿Cuál es la solución política de Gobierno que se merecen los españoles?

La que salió de las urnas…

¿Con qué Rajoy se queda usted: con el que vimos en casa de Bertín Osborne, o con el del debate con Pedro Sánchez?

Es el mismo… Rajoy es un buen tipo, pero la bonhomía no te permite aceptar lecciones de alguien que no puede darlas, y que, encima, recurre al ataque personal como nunca antes se había visto en la historia de la democracia española. ¡Nunca! Ni Felipe González contra Suárez. Ni Aznar contra Felipe, cuando entraba un dirigente socialista en la cárcel cada semana y se descubren los GAL. Ni Rajoy contra Zapatero. ¡Jamás habíamos visto un ataque personal despiadado y miserable como el de Pedro Sánchez a Mariano Rajoy en aquel debate!

Lamento que el señor Sánchez no tenga un proyecto ni para su partido, ni para su país. Además, está cuestionado dentro del propio PSOE… En Madrid, por donde él se presentaba a las elecciones, ha sido la cabeza de la cuarta fuerza política. ¿Usted cree que una persona que queda cuarta en su circunscripción electoral puede ser el primer español? Pues por eso, a veces, sólo le queda la miseria y el insulto…

¿Cómo convencería usted a los votantes del PP que se han pasado a Ciudadanos, si hubiera nuevas elecciones?

Respeto a los votantes de Ciudadanos, porque ellos querían dos cosas: darle un toque importante al PP por los errores que hemos cometido, y blindar con su voto que no hubiese un Gobierno de PSOE y Podemos. Al final, Ciudadanos, desde el punto de vista electoral, es irrelevante, porque PP y PSOE forman mayoría absoluta, y PSOE y Ciudadanos, no. A efectos electorales, Ciudadanos no tiene relevancia. Esto es lo que desde el PP debemos hacer ver a la gente: que la única solución para que no haya un Gobierno de extrema izquierda en España es votar al PP. Si dividimos o nos dividimos, automáticamente puede haber un Gobierno de extrema izquierda. Muchos votantes de Ciudadanos se han dado cuenta de que su voto no ha sido útil. Prueba de eso es que, a consecuencia de esos votos, España no tiene un Gobierno desde hace semanas que esté pensando en gobernar, una tarea muy compleja para la que se necesita formación, información, experiencia y determinación. Cuando hay un candidato que no tiene ni formación, ni información, ni experiencia, y su única determinación es la propia ambición personal, eso es justamente lo contrario de gobernar. 

Usted, aunque sea sólo por sus 25 años en política, tiene formación, información, experiencia y determinación, y por eso está en el cogollo de un debate abierto desde hace ya unos cuantos años. ¿Será usted el relevo de Mariano Rajoy?

La gente que me conoce sabe que en política le doy mucha importancia a las lealtades. Una persona que no es leal, no es fiable. Ofrecer la presidencia de una comunidad autónoma a una persona exige fiarse…

Rajoy ha ganado claramente las elecciones. Sería imposible que, si su resultado lo hubiera cosechado Sánchez, nosotros estuviésemos boicoteando el Gobierno de España. Nosotros, en ese caso, estaríamos diciendo al señor Sánchez: opción 1, gobernamos y hacemos un pacto; opción 2, yo me abstengo y gobierna usted.

Rajoy es el presidente que ha ganado las elecciones, y es el candidato de un partido, que es el único que ha ganado las elecciones. A partir de ahí, no sabemos lo que va a pasar en el futuro. No sabemos si habrá al frente del Gobierno un partido de izquierda, o uno de extrema izquierda, como Podemos, un partido descontextualizado de la política europea, impropio de la Europa occidental, que gobierne con el PSOE…

Por otra parte, creo que es bueno que el primer partido de España tenga gente en el banquillo: personas distintas que estén preparadas, en su caso, si hay un congreso y los militantes quieren apostar por alguno de ellos. A mí me preocuparía muchísimo que no hubiera candidatos preparados para el relevo. En el PP hay personas preparadas que, si quieren, y el presidente da un paso atrás, podrían estar disponibles.

Por concretar: ¿A usted le haría ilusión contar con el apoyo de Mariano Rajoy y del PP para ostentar esa responsabilidad?

Nosotros hemos dicho que en este momento lo que nos preocupa es el Gobierno de España… ¿Para qué estamos en esto, más que para que España tenga un Gobierno? ¿Cuál es el fin de un político? ¡Pues que su país funcione! Esta es nuestra tarea, y después ya llegará el congreso del partido. ¿Cuál es mi objetivo? Ser un buen presidente de Galicia, acabar la legislatura con dignidad, y renovar mi partido. Es lo que estamos intentando hacer. Poner las cosas últimas de primeras, y las primeras, de últimas, es lo contrario a lo que debe hacer un político.

Pues entonces vamos a hablar de las primeras cosas de un partido: sus ideas. Muchas personas creen que el PP ha perdido sus esencias. Entre usted y José María Aznar, ideológicamente, hay diferencias. ¿Cuál cree usted que debe ser la ideología del PP del futuro?

Admiro la obra de Aznar. Estuve en ese Gobierno como alto cargo durante siete de los ocho años, primero como presidente del Insalud, antes de las transferencias sanitarias, y después como presidente de Correos. Admiro lo que hizo Aznar en el ámbito de la economía, de Europa, en la consolidación de nuestro Estado del Bienestar, y en la superación de la crisis de los 90.

¿Cuál es la diferencia?

Yo he intentado mantener la solvencia de mi comunidad autónoma, y lo hemos conseguido. Este año volvemos otra vez a cumplir el déficit público. Hemos conseguido no acudir a los préstamos de Hacienda para llegar a fin de mes. Hemos hecho más hospitales que ningún otro gobierno. Hemos hecho más de 150 kilómetros de autovía, y durante la recesión económica. Hemos creado un 70 por ciento más de plazas de servicios sociales (residencias, tercera edad, discapacidad…). Hemos trabajado por Galicia. Hemos sido útiles.

No veo que hayamos perdido nuestros principios. Es verdad que el Gobierno de España ha tenido las dos manos ocupadas para que no se caiga la pared. ¡Eso es verdad! Es que en este país, cuando llegamos, eran falsas hasta las cuentas públicas… Y las fusiones de las cajas, sistemáticamente, estaban todas mal hechas…Y teníamos seis millones de parados, y las prestaciones por desempleo y los gastos de intereses imposibilitaban cualquier tipo de bajada de los impuestos… Y, sin embargo, al cabo de dos años y medio, hemos bajado los impuestos, la prima de riesgo ya no es un problema actualmente, y hemos creado un millón de puestos de trabajo…

Oiga, eso es en lo que cree Aznar, en lo que cree Rajoy, y en lo que creo yo… Esa es la médula de nuestro partido.

Me refiero justamente a esto. Estamos hablando de ideología, y en seguida hablan de las cosas que han hecho. Por ejemplo: Hay votantes del PP que han dejado de identificarse con su partido por poner entre paréntesis cuestiones como el humanismo cristiano, que quizás para muchos es más determinante que la eficacia probada…

Un partido ha de respetar la aconfesionalidad del Estado, pero lo lógico es que tenga sus valores, sus creencias, y que no se avergüence de ellas. La inmensa mayoría de las personas que simpatizan con el PP son cristianos. Y me siento muy orgulloso. ¡Yo también lo soy! He de conseguir apoyos de personas que no lo sean, porque, si no, no podremos gobernar. Pero alguien que se avergüence de sus creencias o que considere que lo que da votos es insultar determinadas creencias religiosas, a mí no me interesa.

Un escáner rápido:

¿PP de derecha o de centro?

De centroderecha.

¿Soraya Sáenz de Santamaría o María Dolores de Cospedal?

María Dolores ha sido una buena presidenta de Castilla-La Mancha, y prueba de ello es que los castellanomanchegos le han vuelto a votar. Y Soraya creo que le ha sido útil al Presidente del Gobierno, que fue el que le nombró vicepresidenta.

¿Le molesta que identifiquen al PP con el partido de los católicos practicantes?

Y de otros muchos votantes…

¿Cuál es su postura sobre el aborto?

El aborto es un fracaso, pero de los 28 estados de la Unión Europea, en todos,   menos en dos, hay una ley de plazos…

¿Revisión del Concordato Iglesia-Estado?

No digo que no se pueda actualizar, pero ni lo ha tocado el PSOE, ni nosotros... Desde luego, no creo que esa sea una preocupación de los españoles.

¿Cuál es su 15-M, su indignación?

Mi indignación es ver cómo nos tomamos a broma a 47 millones de ciudadanos durante estos dos meses. Hemos votado hace ocho semanas. Ha habido una estrategia diaria para desvalorizar el resultado de las urnas, y un plan constante y continuo para hacer olvidar a los españoles lo que ellos han decidido. Eso, además de una gran tristeza, genera una gran indignación. Los españoles no se merecen que haya políticos con la obsesión de olvidarse de la gente y de interpretar lo que los españoles no han dicho. Eso es un juego antidemocrático.

¿Usted se maneja bien en inglés?

No, lamentablemente.

¿La regeneración política exige tener menos de 55 años?

Los primeros ministros de los países de la Unión Europea han cumplido años ya… Si ahora lo que está en valor es no haber hecho nada antes de entrar en política, y no haber gestionado nunca un euro público, yo a esa regeneración no me apunto.

¿Qué jóvenes del PP pondría usted en pole position?

Si algún día tengo que tomar esa decisión, no tenga usted ninguna duda de que la tomaría. Pero esa decisión, en este momento, le corresponde a Rajoy.

¿Se prevé tormenta dentro del partido si Rajoy abandona finalmente el Gobierno?

Se prevé un congreso muy divertido…

Artur Mas ha estirado el chicle independentista tensando mucho el mapa español. ¿Algún consejo de un regionalista como usted?

Yo soy un galleguista. Nuestra forma de ser españoles es ser gallegos. Su forma de ser españoles es ser catalanes. Esto era lo que planteábamos y lo que entendí que defendían los catalanistas…

Entiendo perfectamente a un catalanista. Ahora, que se nieguen la unidad –porque hay gente que quiere romper- y la soberanía del país, porque hay gente que dice que les toca a ellos decidir, y les niega ese derecho al conjunto de España… ¡Eso es un anacronismo político!

El señor Mas ha tenido una obsesión: él, él, y nada más que él. Y se ha cargado la unidad de los catalanes, la identificación de los españoles con Cataluña, su partido… ¡Es difícil hacerlo peor en tan poco tiempo! 

¿Se pueden decir las cosas claras en el PP sin que sus compañeros le pongan zancadillas?

No sé si me ponen zancadillas o no, pero, desde luego, en el PP digo lo que pienso. Lo he dicho siempre. Lo he dicho en Galicia y, cuando tengo oportunidad, también en el PP nacional. Nunca he sido llamado a capítulo por ello. Es más, lo voy a seguir haciendo, porque creo que hablando es como se entiende la gente.

¿Cómo ve a Galicia en España tras sus años de presidente?

Veo que hay una comunidad que ha trabajado, que hemos llegado a fin de mes durante estos siete años de recesión económica. Veo una comunidad que tiene su autoestima, y que hoy está mejor que en los últimos cinco o seis años.

Galicia es una comunidad con un par de problemas estructurales. Por una parte, sufre un desequilibrio demográfico enorme, una cuestión que creo que debería estar en la agenda en Europa porque es un problema común. Desde Galicia vamos a intentar incluir esta prioridad en la agenda nacional y en la europea. Lo hemos hecho en el Comité de Regiones, y hay un grupo de regiones europeas -alemanas, francesas, danesas, escocesas…- que estamos hablando de esto.

Este desequilibrio genera un segundo problema, que es el envejecimiento de la población. Tenemos mucha gente mayor, y eso implica un encarecimiento enorme de los servicios sociales. No estoy de acuerdo con los que defienden que hay que financiar las comunidades autónomas de acuerdo a la población. A esos, les cambio tres jóvenes por un mayor de 80 años. La sanidad no vale lo mismo en edad pediátrica que en los últimos quince días de una persona en una UCI. No vale lo mismo ir a clase en las grandes ciudades, que ir a los colegios comarcales desde 29.000 pueblos…

Por lo demás, somos una comunidad que ha exportado más que nunca en su historia, y con datos que están por encima de la media de España; que tenemos una balanza de pagos positiva, porque exportamos más de lo que compramos; que mantiene unas cuentas públicas solventes, que tiene una de los mejores sanidades de nuestro país, que tiene mucho menos fracaso escolar, menos paro y menos deuda pública que la media de España… Si todas las comunidades autónomas tuviesen un 17,5 por ciento de paro y una deuda pública como la gallega, nos iría mejor al conjunto de los españoles.

¿Cuál es el reto que más ilusión le hace para antes de las próximas elecciones gallegas?

Insistir en la industrialización de Galicia, tanto en el sector de la automoción, como en el naval, el aeronáutico… Ahora mismo tenemos un proyecto que, si se consolida, será la mayor apuesta industrial de la historia de Galicia: la construcción de drones con las principales marcas aeronáuticas del mundo. Y tenemos en marcha proyectos de transformación de lácteos, y de madera… En definitiva: el reto que más ilusión me hace es volver a la industrialización y crear 50.000 puestos de trabajo de aquí al 2020. 

¿El déficit de comunicación de Galicia con el resto del país se va corrigiendo?

Sí. Dentro de la recesión, nunca ha habido un Gobierno central que haya invertido en Galicia más que este. Los gallegos sabemos que este Gobierno ha hecho un gran esfuerzo, porque ya estamos conectados entre Galicia y Madrid por tren en menos tiempo que en coche, pero nos queda el gran reto, que finalizaremos en 2018: el AVE Madrid-Galicia. Conectar Galicia y Madrid en menos de tres horas cambiará Galicia y el número de viajeros que vienen a nuestra comunidad, que este año han sido cuatro millones y medio. Es lo que disfrutan, desde hace décadas, Andalucía, y, desde hace años, Valencia, Cataluña, Castilla-La Mancha… En fin, la mayoría de los españoles…

¿Feijóo antes y después de presidente es más realista o más escéptico?

Estas semanas, desde el 20D, no le oculto mi decepción, porque la política no es esto… Pero en fin, uno no puede elegir los momentos que le toca vivir… Creo que los políticos, en España, nos estamos tomando a broma el país, y eso es muy grave.

¿Cree que hemos aprendido de esta crisis?

Mucha gente sí. Un país no puede vivir por encima de sus posibilidades. La economía caliente, la de las ganancias rápidas, la de la cuenta de resultados inmediata practicada por muchos empresarios, que han quebrado, ha hecho mucho daño a nuestro país. Espero que los empresarios próximos hayan aprendido.

Entre otras cuestiones, en estos años hemos sido más conscientes de que el Banco de España debe hacer su trabajo y no mirar hacia otro lado, como ocurrió durante la última época socialista. Y hemos aprendido el valor del esfuerzo. España ha sido -o estaba siendo- capaz de vencer la recesión económica más importante que ha tenido en los últimos 30 años. La historia nunca va a perdonar a aquél político o a aquellos políticos que interrumpan el inicio de la recuperación económica, en el que estamos. Y digo "inicio", porque, todavía, para cuatro millones y medio de españoles, estamos en una profunda crisis económica: los cuatro millones y medio de parados que tenemos en España.

Feijóo, en corto:

¿La virtud que le define?

Es muy difícil señalar uno una virtud, entre otras cosas porque yo me veo muchos más defectos que virtudes. Las virtudes las ven los demás… Pero intento hacer mi trabajo honestamente sin equivocarme en las prioridades. 

¿El vicio que le complica la vida?

Querer que todo salga bien. A veces uno considera que lo que ha conseguido no tiene importancia, porque lo que tiene importancia es lo que no se ha conseguido todavía. Eso lleva a ser injusto: con personas, y en el análisis global de las cosas.

¿Su afición más desconocida?

Llevo desde los 29 años en esto. Desde los 29 hasta los 54 le he dedicado mi vida a la política. Y por eso tengo dudas sobre si ahora me corresponde dedicarme a algunas de mis aficiones… Cuando tenía tiempo, mi gran afición era la lectura. Por otra parte, me he prometido a mí mismo el inglés… Esas son las dos cosas que más echo de menos y a las que me gustaría dedicar parte del futuro.

¿Qué libro le ha hecho más mella?

Todos los que leí cuando tenía 17-18 años… El miedo a la libertad, de Erich Fromm, es un libro que me hizo pensar durante mi adolescencia. L'Étranger, de Camus, me abrió los ojos… Con El amor, las mujeres y la muerte, de Schopenhauer, me iba al existencialismo, ahora me temo que ya no, porque todos los adolescentes tienen móvil y no sé yo... En Literatura, Gabriel García Márquez me sigue pareciendo mágico. Estos autores son algunos de los que han influido en mi forma de entender las cosas.

¿La canción con la que usted se viene arriba?

Me gustan los cantautores… Bruce Springsteen es Bruce Springsteen, y es verdad que Creedence –seguro que no lo conoce- sigue siendo Creedence, y The Who siguen siendo The Who, pero los cantautores… Hay algunas canciones de Aute que son una pasada. Es un poeta, que escribe y que canta. Víctor Manuel tuvo buenas canciones. Creo que supo interpretar muy bien la Transición en su época. Y Sabina, que es Madrid, y el nombre propio de la movida de mi generación. Esos tres cantautores españoles son mis referencias. Alejandro Sanz, últimamente, me parece un buen tipo, un tío honesto, y Maná es un buen conjunto mexicano, pero que, al fin y a la postre, habla nuestro idioma.

Feijóo no es un pepero al uso. Le hemos oído decir cosas buenas de los que no son de su equipo. Me interesa saber qué destacaría usted de:

Albert Rivera:

Ha interpretado muy bien la desafección de la gente de centroderecha hacia el PP, y creo que ha ganado un concurso de oratoria… Esas dos cosas las ha hecho bien. Como jugador dentro de un equipo, sería muy relevante. Que sea el que dirija el juego, eso ya, en este momento, no lo veo. 

Pablo Iglesias:

Iglesias es un tío muy listo. Ha venido a montar un pollo, y le ha salido muy bien. Es un tipo que con las redes sociales, su productora (La Tuerka), y sus debates en La Sexta y en Cuatro, casi le ha ganado al partido más antiguo de España con sus 150 años de historia… El problema es que la astucia no siempre se compagina con la honestidad, pero hay que reconocer que meterle el sorpasso al partido socialista y destrozar, hasta los dos diputados, a Izquierda Unida, hay que ponerlo en su haber. En su debe, todo lo demás…

Pedro Sánchez:

Al principio, cuando le vi con Madina, me pareció una persona aseada y me levantó un cierto interés. Pero poco a poco fui observando, y espero equivocarme, que su dosis de sectarismo es preocupante. Tomarse a broma el encargo de formar Gobierno, la sesión de Investidura y el resultado electoral, me preocupa mucho. 

¿Dos legislaturas son suficientes?

En principio, sí.

¿Su relevo lo señalará usted?

No.

Gallego de pro. ¿Usted está de vuelta, o sólo estaba calentando?

(Risas) ¡Depende!


REBOBINANDO

Alberto Núñez Feijóo podría ser el Aznar del PP sin Guerra de Irak y el Fraga 3.0. El hombre de dentro para regenerar la paella azul que se guisa en cada telediario desde Génova 13.

Experto en gestión (análisis-decisión), el galleguista con carisma quiere colocar en el epicentro de su partido político la eficiencia y la eficacia, sabiendo que es lo único que puede convencer a muchos votantes. La cuestión es ver si ese argumentario exclusivamente empresarial sirve para mantener un partido político. Como dijo hace un año Javier Arenas, "los partidos sin ideas ni ideología tienen corto recorrido, son consecuencia de un momento".

Él, claramente, está ordenando la casa del PP gallego como el que piensa en una mudanza, o en tomarse unos años sabáticos de los cargos públicos, quizás para dedicarlos a poner en su sitio las cosas que han volado por los aires en el hogar de los populares. Ese congreso divertido que augura si Rajoy pierde el parchís –los candidatos han convertido la investidura en un juego de colores- tendrá la última palabra.

Rajoy confía en él. La gente joven del PP, le quiere. La gente más hecha, también. Los ciudadanos gallegos le han dado dos legislaturas con los brazos abiertos. Ha prestigiado las mayorías absolutas. No huele a gambas corruptas.

Como decía el propio Fraga “todo se va, todo cae, todo fina". Y cuando caen las torres altas, o se tiene un delfín, o se tienen dos. O se implota la cosa.

Decía la vicesecretaria de Estudios y Programas del PP, Andrea Levy, en esta misma sección de entrevistas lo que, por otra parte, es un tópico de café en los bares de España: que la moneda del PP del futuro a corto plazo tiene la cara de Cristina Cifuentes por un lado, y la de Alberto Núñez Feijóo, por el otro.

Si eso fuera así en la cabeza de Rajoy, seguro que la balanza empieza a posicionarse. Feijóo ya ha gobernado en casi dos legislaturas enteras, más los siete años que estuvo de alto cargo con José María Aznar. En su haber, 15 tacos en el ajo. Mientras, Cristina Cifuentes arranca con sus primeros meses de experiencia de gobierno... Y hay prisa. Parece.

O lo mismo Feijóo se va a la playa a releer a Schopenhauer y meterse los cursos de Vaughan en vena. Pero no tiene pinta de que este sea su capítulo público final. Y tampoco le veo yo en el Senado, porque los cirujanos mueren con la bata puesta.

Dicho lo dicho: si aflorara de aquí a entonces un bigotes o un bárcenas con acento gallego, off. Ese sería su techo de cristal en medio de una jungla irrespirable en la que el ambiente no tolera ya ni un gramo más de corrupción.

O no.

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