Pablo Iglesias asume que se han convertido en un “partido normal”

El proyecto Podemos ha muerto: “Nunca gobernaremos”

Dirigentes nacionales de la formación reconocen que el 26-J fue su última oportunidad de llegar a La Moncloa y que afrontan una coyuntura vital: reinventarse o morir

Alberto Garzón, Pablo Iglesias e Íñigo Errejón. Foto: Álvaro García Fuentes
Alberto Garzón, PAblo Iglesias e Íñigo Errejón.

Podemos nació como un partido transversal, surgido de los movimientos ciudadanos como el 15-M, cuyo objetivo era “asaltar los cielos” o, dicho de otra forma, llegar pronto a La Moncloa. Ahora, después de unas segundas generales en las que el partido no solo no ha logrado su meta, sino que además ha perdido 1,2 millones de votos, hay dirigentes que dan ya por muerto el primitivo proyecto.

La resaca electoral en Podemos es mucho más fuerte de lo que trasciende. El fracaso padecido hace diez días ha dejado casi noqueada a la dirección de la formación morada, y sin tener muy claro qué camino a seguir a partir de ahora. Fuentes internas, a las que ha tenido acceso El Confidencial Digital, reconocen que el partido se halla ante una decisión vital: reinventarse o morir.

La reacción de Pablo Iglesias, que reconoció estar “acojonado” ante el futuro a medio y largo plazo de Podemos como partido tras el 26-J, ha sido anunciar que tendrán que practicar una oposición “según las reglas del PP y del PSOE”. Una aceptación que, unida a la campaña electoral realizada, está levantando ampollas a nivel interno.

Ya en la primera reunión de la ejecutiva tras las generales hubo voces críticas. Íñigo Errejón y otros miembros del Consejo Ciudadano alzaron la voz para criticar el pacto con Izquierda Unida. No obstante, el cierre de filas del resto en torno a Pablo Iglesias blindó al secretario general ante un debate que, en su opinión, aún no toca.

“Nunca gobernaremos”

A la espera de que Iglesias y su equipo decidan cuándo abordar ese asunto, cargos del partido empiezan a asumir que todo lo que venga después de las generales será peor de lo que ha sido el partido en sus dos años de vida.

Los dirigentes consultados por El Confidencial Digital aseguran que, tras unas elecciones que Podemos consideraba históricas, muchos han concluido, a nivel interno, que “nunca gobernaremos”. Y, para explicarlo, recurren a una reflexión de Julio Anguita:

--“Anguita dijo a Pablo Iglesias que estas elecciones eran un ‘Ahora o nunca’. Nuestra tragedia es que ‘Ahora’ es ‘Nunca, porque jamás estaremos en una situación tan favorable como la que hemos tenido ahora para alcanzar la presidencia del Gobierno”.

Riesgo de ser irrelevantes en el Congreso

Tras la oportunidad perdida, Pablo Iglesias y los suyos se preparan para una batalla distinta, que se iniciará en las próximas semanas, una vez constituidas las Cortes: la posibilidad de que Podemos quede marginado en los principales órganos del Congreso es real. Pero lo que realmente preocupa a la ejecutiva es convertirse en irrelevantes en la oposición.

En ese sentido, las fuentes consultadas argumentan que “el PSOE está preparando una oposición muy fuerte, para convertirse en único referente”. Y, mientras, “nosotros aún estamos debatiendo la estrategia a llevar en el Congreso durante la legislatura”.

Los socialistas, añaden desde la formación morada, han conseguido que cale en el electorado de izquierdas el mensaje de que, tras el 20-D, el objetivo de Podemos fue forzar nuevas elecciones para conseguir liderar la oposición, y que ese intento ha fracasado. Una visión que lastrará al partido y que “puede condenarnos a ser un partido más en la Cámara, y siempre a la sombra del PSOE”.

 

Podemos, por tanto, corre el riesgo de convertirse en “algo residual” tanto en la oposición en el Congreso como entre el electorado, lo que le situaría en una situación aún más difícil a medio plazo.

Un partido con menos “sex appeal

Este es, en líneas generales, el análisis realizado por Pablo Iglesias, Íñigo Errejón, Irene Montero, Luis Alegre y Juan Carlos Monedero durante sus intervenciones, esta semana, en los cursos de verano de El Escorial.

La conclusión expresada por Iglesias es clara y simple: Podemos ha perdido gran parte de su “sex appeal” de cara a las bases. Ahora, como partido “normal”, corre peligro de pasar desapercibido tras cuatro años de oposición parlamentaria.

“El desafío me impresiona, incluso me acojona, porque pasar de ser partisano a ser un ejército regular no va a ser fácil y nadie garantiza que nos vaya a salir bien”, aseguró Iglesias.

Podemos ya no es Podemos

Podemos, según reconocieron sus líderes en El Escorial, nació con vocación de ‘asaltar’ el poder mediante un “blitz”, en referencia a la doctrina ‘Blitzkrieg’ (‘Guerra relámpago’) que aplicó el III Reich con la invasión de Polonia. Buscaban, en definitiva, una victoria ‘rápida’, que sin embargo no ha llegado.

Según su análisis, la concepción de un Podemos “partisano” da paso a un Podemos como “ejército regular”, que se moverá a partir de ahora como un partido tradicional.

En palabras de Iñigo Errejón, el nuevo Podemos será un partido “más predecible y menos sexy, que genera menos ilusión entre los sectores más movilizados, pero, al mismo tiempo, menos incertidumbre y menos miedo entre los sectores” de la sociedad recelosos con Podemos.

Miedo a guerras internas

Mientras, las familias internas de Podemos se movilizan ante la indefinición del nuevo proyecto político.

Iglesias y sus colaboradores más próximos, con Irene Montero y Rafael Mayoral a la cabeza, tratan de controlar un partido en el que Izquierda Anticapitalista busca tener cada vez más influencia. El secretario general, aseguran las fuentes consultadas, “se ha abrazado” a esta corriente, encabezada por Pablo Echenique y Teresa Romero.

Estos dos últimos, de hecho, están presionando para que sus representantes en las listas del 26-J ocupen cargos de importancia no solo a nivel interno, sino también en las comisiones del Congreso de los Diputados. Un peaje que Iglesias está dispuesto a pagar a cambio de blindarse frente a los “errejonistas”.

Y es que el propio Errejón, y los miembros del partido que le siguen -como Sergio Pascual y Alberto Montero-, han decidido alzar la voz y manifestar, sin tapujos, que la dirección ha cometido errores graves en la estrategia electoral. Afirmaciones que, dentro del partido, se consideran un “aviso a navegantes” sobre las intenciones de este sector, hasta ahora considerado dócil.

La amenaza de rebelión es la que justifica, precisamente, el mensaje enviado la semana pasada por Pablo Echenique a los miembros del partido. El secretario de Organización (un hombre de Pablo Iglesias) dejó claro que, si no hay unidad, “habrá que extirpar a las malas hierbas”.


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