Arranca la campaña de las elecciones vascas sin que puedan votar 200.000 exiliados

El último barómetro del CIS dedicado al País Vasco –publicado el pasado lunes– augura una apretada victoria del partido que dirige Andoni Ortuzar, que con el 36,1% de la intención de voto supera en solo tres puntos a la coalición que lidera Arnaldo Otegi (en las últimas elecciones, celebradas en 2020, la distancia fue mayor, de 11,2 puntos).

La llave de la gobernabilidad volverían a tenerla, por tanto, los socialistas vascos, que actualmente forman parte del Gobierno de coalición junto al PNV. Su candidato, Eneko Andueza, ya ha negado en varias ocasiones que los suyos vayan a investir a un lehendakari de la izquierda abertzale, formación a la que se refiere como «el mismo lobo de siempre pero con piel de cordero», y todo indica que, llegado el caso, se inclinarán por apoyar a su actual socio de Ejecutivo.

Pero nada está hecho aún, sobre todo después de que Ferraz rompiera un tabú histórico otorgando a los de Otegi la simbólica alcaldía de Pamplona después de apoyar una moción de censura el pasado diciembre con la que Joseba Asirón, de EH Bildu, arrebató el bastón de mando a Cristina Ibarrola, de UPN. Los socialistas daban así por normalizadas sus relaciones con la formación abertzale, que demostró ser ya en la pasada legislatura un valioso aliado para el Gobierno de Pedro Sánchez, desplazando en ocasiones, incluso, al PNV como socio preferente.

El gran objetivo de los socialistas, al igual que el del Partido Popular, es el de luchar contra la polarización que buscan promover las dos formaciones nacionalistas y evitar una corriente por el voto útil que empuje a los votantes más de centroderecha a respaldar al PNV para que no gane EH Bildu y viceversa. No en vano, los socialistas fueron la fuerza más votada en el País Vasco en las pasadas generales del 23-J, pero en unas autonómicas el panorama siempre cambia.

Otra de las claves en estas elecciones es que los grandes partidos competirán con candidatos debutantes al frente de sus listas. El PNV ha elegido a Imanol Pradales para sustituir al actual lehendakari en funciones, Iñigo Urkullu, después de doce años en el cargo. EH Bildu ha hecho lo propio con Pello Otxandiano. Ambos, con un perfil secundario, hasta ahora, dentro de sus partidos. No en vano, también son unos grandes desconocidos para la ciudadanía vasca. Según el último Sociómetro del País Vasco, solo el 44% de los consultados sabe quién es Pradales y, por debajo, el dato para Otxandiano no supera el 36%.

En el PSE-EE, por su parte, debutará Eneko Andueza como candidato. Sin embargo, su elección como cabeza de lista estaba más clara y cuenta con más tiempo de rodaje, después de llevar la última legislatura liderando a los socialistas vascos tras suceder en enero de 2021 a Idoia Mendia. En el PP hará lo propio Javier de Andrés, que sustituyó en noviembre a Carlos Iturgaiz como presidente de los populares vascos y goza de la confianza del líder del partido, Alberto Núñez Feijóo.

Ambos se disputan el tercer puesto con las encuestas manteniendo los asientos que ya tienen en el parlamento vasco: diez los socialistas y seis los populares. En Vox, en cambio, repite su cabeza de cartel, Amaia Martínez, que logró un escaño en la asamblea territorial en 2020.

La última pata de la mesa será un nuevo capítulo del pulso entre Podemos y Sumar, que vuelven a concurrir separados a unas elecciones tras el fracaso de ambas en Galicia. Los morados, que hasta ahora contaban con seis parlamentarios, mantienen a Miren Gorrotxategi como candidata, mientras que los de Yolanda Díaz eligieron a Alba García.

200.000 vascos residen en España y no pueden votar en las elecciones vascas

Según el estudio elaborado por el Instituto Vasco de Criminología  en 2011.

Se trata del ‘Proyecto Retorno’ que dice que “la estimación numérica de las personas que han abandonado Euskadi (por la amenaza de ETA) varía de 60.000 a más de 200.000, sin que se especifique consideración de los familiares”. 

Para llegar a este cálculo el ‘Proyecto Retorno’ se basa en diferentes estudios como el del economista Julio Alcaide (2007) en el que asegura que “se cifra en casi 200.000 las personas que desde los años ochenta abandonaron Euskadi por el terrorismo de ETA”.

Reconocen que «es muy difícil la precisión” en este tema  y «que los criterios se han centrado en el censo de la población de 2001, en fuentes policiales y en expedientes del Consorcio de Compensación de Seguros».

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