Albares visitará Marruecos para intentar cerrar alguno de los pactos de Sánchez con Mohamed VI

Los temas mollares de la hoja de ruta cerrada por Sánchez siguen parados por la debilidad del nuevo gobierno

(I-D) El ministro de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, José Manuel Albares; el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez; el jefe de Gobierno del Reino de Marruecos, Aziz Akhannouch; y el ministro de Asuntos Exteriores, Cooperación Africana y Marroquíes Residentes en el Extranjero, Nasser Bourita, durante el acto de firma de acuerdos tras la reunión plenaria de la XII Reunión de Alto Nivel
(I-D) El ministro de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, José Manuel Albares; el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez; el jefe de Gobierno del Reino de Marruecos, Aziz Akhannouch; y el ministro de Asuntos Exteriores, Cooperación Africana y Marroquíes Residentes en el Extranjero, Nasser Bourita, durante el acto de firma de acuerdos tras la reunión plenaria de la XII Reunión de Alto Nivel

Los antecedentes: una deslucida RAN entre España y Marruecos en febrero de 2023

Anunciada como la consolidación de la mejora de las relaciones bilaterales, la última Reunión de Alto Nivel entre España y Marruecos deja un sabor agridulce en la contraparte española. El tira y afloja con Rabat proseguirá.

Casi ocho años después de la última cumbre, España y Marruecos acaban de celebrar, los días 1 y 2 de febrero, una Reunión de Alto Nivel (RAN) en Rabat con la participación del presidente español, Pedro Sánchez, el primer ministro marroquí, Aziz Ajanuch, y una docena de ministros por cada parte.

Una RAN que estaba llamada a ser especial, pues era la primera tras el giro histórico en la postura española respecto al Sáhara Occidental y, por tanto, debía servir para visualizar la apertura de una nueva etapa de relaciones estratégicas entre ambos países. Sin embargo, sus resultados fueron más bien ordinarios, y la puesta en escena, claramente deslucida.

Los prolegómenos de la cita rebajaron ya las expectativas. De acuerdo con una hoja de ruta pactada entre Sánchez y el rey Mohamed VI en una reunión en Rabat el 7 de abril del año pasado, antes de la RAN debía haberse reabierto con normalidad el paso de mercancías entre el territorio marroquí y las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla.

En Ceuta, se construiría la infraestructura necesaria para albergar una aduana, mientras que en Melilla se pondría fin a la clausura decretada por Marruecos en 2018, nada se avanzó

Sin embargo, después de haber señalado durante meses la reapertura de las aduanas como uno de los logros del nuevo partenariado con Marruecos, días antes de la RAN el ministerio de Asuntos Exteriores español tuvo que retractarse.

Finalmente, el 27 de enero tuvo lugar una prueba piloto con el cruce de un camión para comprobar que todo estaba a punto. La apertura definitiva debía anunciarse en la RAN, pero no ha sido así. En los 74 puntos de la Declaración Conjunta, no hay fecha para la apertura de las aduanas, solo una mención, en el punto 42, del compromiso de ambas partes con “la plena normalización de la circulación de personas y mercancías de manera ordenada”. De hecho, el texto no menciona las palabras “aduana” ni “frontera” para referirse al límite entre los dos enclaves españoles y el territorio marroquí, lo que implicaría un reconocimiento implícito de la soberanía española sobre ellos.

El segundo jarro agua fría para España tuvo lugar horas antes del inicio de la RAN, y deslució su puesta en escena. Fue entonces cuando se supo que Mohamed VI había decidido no interrumpir sus vacaciones en Gabón para recibir a Sánchez. En su lugar, ambos mandatarios mantuvieron una conversación telefónica de aproximadamente media hora. En Madrid, la oposición enseguida tildó de “humillación” y “ridículo” el desaire del monarca alauí. No está claro si esa fue la intención de Mohamed VI. En todo caso, casa mal con la noción de una cumbre especial para sellar una nueva relación estratégica.

Tampoco ayudó a realzar la importancia de la cumbre el hecho de que no acudiera ninguno de los ministros de Unidas Podemos, expresando así su rechazo al giro en la política española sobre el Sáhara Occidental. En breve se cumpirá un año del abandono, por parte del gobierno de España, de su tradicional postura de neutralidad en el conflicto para abrazar las tesis marroquíes. El 18 de marzo del año pasado, Moncloa anunciaba que la propuesta de autonomía de Rabat era la “más seria, realista y creíble”. La reacción de Argelia no se hizo esperar: retiró su embajador de Madrid, limitando a la mínima expresión las relaciones diplomáticas con Madrid. En los meses siguientes, Argel ha puesto de manifiesto que a partir de ahora Italia será su socio prioritario para la exportación del gas a Europa.

 

Vuelta a empezar con un escenario desolador para España. El gobierno de Sánchez según Marruecos es un gobierno débil e inestable que no podrá completar la legislatura

El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, visitará la próxima semana Marruecos en el que será su primer viaje oficial de la nueva legislatura. El jueves estará en Rabat y tiene previsto reunirse en la capital marroquí con su homólogo, Naser Burita.

En la agenda de viajes del ministro, que aún está por cerrar de forma definitiva, podrían incluirse los países de Mauritania y Senegal, desde donde parten multitud de pateras con migrantes rumbo a Canarias.

La visita de Albares a Marruecos se produce en un momento de especial armonía en las relaciones bilaterales, después de que en marzo de 2022 Madrid cambiara su política hacia el territorio del Sáhara Occidental, en defensa de la propuesta de autonomía presentada ante la ONU por el país magrebí.

Poco después de dicho apoyo, Sánchez viajó a Marruecos y firmó con el rey Mohamed VI una hoja de ruta con varios puntos, pero la aplicación de algunos de ellos aún no ha culminado. Uno de los más polémicos es el establecimiento de aduanas en las fronteras de Marruecos con Ceuta y Melilla.

En cuanto a este último asunto, Albares afirmó el pasado junio que se estaban dando pasos, justificando el retraso en que son "un mecanismo complejo". "Desde 2018 no había en funcionamiento una aduana en Melilla y nunca en la historia ha habido una aduana en Ceuta", dijo.

Otros aspectos controvertidos de esa hoja de ruta, como el control del espacio aéreo del Sáhara Occidental o la delimitación de las aguas territoriales con Canarias, siguen parados o en procesos de negociación de los que poco se conoce.

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