La ley de Bienestar Animal no dejará decir ni mu ni pío

La ley de Bienestar Animal no dejará decir ni mu ni pío.
La ley de Bienestar Animal no dejará decir ni mu ni pío.
En este esprint cibernético, sobre todo de la última década, es fácil estar informado, mal informado y creerse informado. Pueden ser ejemplo de esto último; la creencia que es urgente y estrictamente obligado desde septiembre pasado contratar un seguro de responsabilidad civil para tu perro, o hacer un cursillo personal como dueño del peludo amigo, cuándo aún está por terminar la ley de 'Bienestar Animal', y no podrá concretarse con el gobierno en funciones.

No entrará en vigor definitivamente y en plenitud mientras el ejecutivo no renueve el Parlamento (aunque sea para peor) y finalice la concreción y ratificación del gobierno de la popular ley, que seguro tiene que sufrir reformas a tenor de los graves perjuicios sociales que está ocasionando, a imagen y semejanza de aquella del 'Sólo sí es sí', en esta ocasión a perros, gatos y otros de la fauna animal, los que no hablan, pero son más fieles y leales que muchas verborreas de la hipomanía psicopatíca de las manadas políticas

Una gran piara de animales van a ir a la calle por la imposibilidad de mantenerlos sus propietarios, a quiénes se le amenaza con obligados desembolsos que, para sí mismo cuesta lo suyo. Así para muchos dueños tener perrito que le ladre se va a convertir en una odisea. Los amantes de los animales se enfrentarán a unos gastos irreverentes. Una pesadilla para muchas personas insolventes, a otros con paguitas ridículas, gran cantidad de parados permanentes o jubilados que deberán hacer un pacto con su compañero de piso, hoy comes tu, mañana yo. Incluso será angustioso para los trabajadores con salarios raquítico o aquellos de la hipoteca desplumadora, además de afrontar impuestos que escopetean y los precios de la cesta de la compra que hacen cacarear. Imposible permitirse nada que ladre o maúlle, gruña o píe

Estos fieles amigos en ocasiones dejaran de llamarse 'mascotas' también para autónomos, y se derivarán como compañía a la tele, que por cierto, es la que más contamina, despista y desinforma a su consumidor, en general y con escasas excepciones, pero con creces las pantallas sobornadas crean opinión deformada, inconclusa y doctrinales, o la peor de las informaciones: La que no se da

Sí, porque nos llegan noticias desde todo tipo de plataformas, medios y mediadores. A veces, y son muchos, los que colocan informaciones sectarias, comerciales interesadas o consignas subliminales con mensajes perjudiciales y extremadamente peligrosas

Me refiero, respecto a este asunto, a entidades aseguradoras, corporaciones veterinarias, industria del medicamento, fármacos y vacunas, sin olvidar fabricantes de microchips identificativos. Un negocio para todos en alza. En diversas ocasiones el perro que acompaña al humano se le atribuye más atención sanitaria que al propio dueño, pero sin apoyo institucional ni la más mínima ayuda desde los organismos sociales, sin embargo, implantan leyes y advierten con sanciones que van desde 500 a 300.000 euros, e incluso cárcel

Me suena esto a las multas de los confinamientos ilegales de Sánchez y Cia, donde sólo durante el primero arrojó un balance de 1.142.127 denuncias en toda España, y hay que sumar el segundo con una cifra similar, las mismas que anuló el Tribunal Constitucional, precisamente por ser todas ellas anticonstitucionales, por consiguiente fuera de la ley

Crean pánico, transmiten miedos y les hacen la vida estresante al humano, que desemboca en incertidumbre y decisiones obligadas de deshacerse de su compañero, y cada día los animales más lejos del natural contacto con el humano. Pero, aunque la ley, no terminada, si contempla un rosario de obligaciones, quién desinforma con urgencia son los sectores interesados anteriormente citados, ya que todas las referencias publicitadas vienen firmadas por agencias de seguros, plantel veterinarios y fabricantes de vacunas o medicamentos animal

Nada nuevo bajo el sol, actitudes muy arriesgadas cuándo se juntan intereses y recovecos políticos, sectarismos y adoctrinamientos, mientras los amigos de los animales se les arrinconan y no pueden decir nada más allá de pío o mu, en un país cargado de leyes y espabilados depravados que se la ingenian para torcerlas en beneficio propio. Entiéndase Pedro Sánchez Pérez-Castejón. Un ciudadano con privilegios espurios, qué parece ser, es el gallo del corral. 

 

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