Reflexiones sobre el sector sanitario privado

En estas líneas sólo se pretende analizar la situación actual de este Sector a la vista del crecimiento constante que se viene observando, de manera constante, huyendo de cualquier tipo de premisas ideológicas.

Voy a intentar huir de cifras, que están continuamente en los medios de comunicación, sobre todo en los especializados, haciendo un esfuerzo complicado para alguien que su formación es específica en el tratamiento de datos y manejo de estadísticas. Tiempo habrá en futuros artículos si hubiere lugar a ello.

Resulta, en cierto modo, sorprendente que después de la Ley de Sanidad de 1.986, donde se atribuía al mismo un papel complementario de la Sanidad Pública y que hacia pensar que el mismo podría caminar lenta, pero inexorable, a tener un papel residual en el Mapa Sanitario Nacional, esto no se ha producido, sino al contrario ha desarrollado un crecimiento constante año a año, a pesar de las distintas crisis económicas sufridas por el conjunto general del Sistema Económico.

Este crecimiento se ha desarrollado en un marco donde s ha producido un reforzamiento de las empresas que operaban en la Sanidad Privada, tanto aseguradoras como operadores sanitarios, dando lugar a instituciones más potentes y atrayendo el interés inversor nacional y foráneo como pocos de los sectores de nuestra economía.

Merece la pena meditar sobre el hecho de que el sector ha seguido un desarrollo, que lejos de resentirse se ha visto impulsado en los períodos de crisis, donde cabe señalar la del 93 – crisis de las.com-, del 2.008 y más reciente la producida por la pandemia del Covid-19.

En un primer momento surge el pensamiento de que estos momentos delicados de la Economía han afectado de forma más intensa al Sistema Público, o quizá sería más adecuado decir a la mayoría de los 17 Sistemas que conforman el mismo.

Bien, pues aquí debemos hacer una reflexión importante como lo es el que este crecimiento se produce por un sacrificio de la población en general, que es quien en definitiva sufre las crisis en su economía doméstica, y que, contando con una asistencia garantizada de calidad como la que le ofrece el Sistema Público, destinan una parte de sus ingresos diezmados por la crisis de turno para financiarse una asistencia generalmente de más fácil acceso.

Si a este hecho añadimos los crecimientos que se producen en segmentos como son la asistencia bucodental, insuficientemente cubierta por la Sanidad Pública o la estética, se nos multiplican los puntos a reflexionar.

Evidentemente no va a ser todo de color de rosa para el Sector Privado, y no debemos olvidar que desarrollo no es sinónimo de crecimiento, si bien es cierto que éste es un componente importante del primero.

 

De esta forma nos encontramos con un Sector Asegurador potente y con un grado de concentración muy elevado con un Sector Hospitalario que ha seguido ese mismo proceso, dando lugar a grupos potentes que han realizado un gran esfuerzo inversor y siguen realizándolo, al tiempo de que grupos extranjeros siguen demostrando interés por entrar en él. Es indudable que la imagen pública de los hospitales privados actuales era una cuasi utopía pensarlo en los 80 y principios de los 90.

Pero no podemos olvidar ese principio que dice: “no se puede hacer Medicina sin médicos”.

Y aquí nos encontramos con un problema importante, que puede afectar, y de hecho está afectando seriamente a la sostenibilidad

 de ese desarrollo citado anteriormente.

Varios son los parámetros a considerar en este epígrafe, pero el principal es que en tanto se ha comentado la evolución, no únicamente cuantitativa sino, quizá más importante, cualitativa de aseguradoras y hospitales el modelo de relación con los profesionales está enquistado desde hace décadas, agravado por la escasez de profesionales, sobre todo en determinadas especialidades, cuya lista, desgraciadamente, va creciendo.

Si admitimos que en la transformación de los segmentos asegurador y hospitalario hay un componente importante, como ha sido la evolución de la Sociedad y la adaptación a sus demandas que estos han realizado, dando lugar ha entidades mas potentes desde todos los puntos de vista, con la consecuente mejora de la imagen de las mismas, esto no se ha producido en el segmento profesional, al menos en la medida necesaria.

Varios han sido los factores que han producido esta situación, y que han derivado a un escenario complicado, y en cierto modo confuso, que merece todas las reflexiones que sean necesarias puesto que la sostenibilidad del modelo está en juego.

Actualmente nos encontramos con un escenario, el actual, donde los profesionales se quejan, y no seré yo quien les quite la razón, de dificultad en las relaciones con los otros dos segmentos, asegurador y hospitalario, empezando por no disponer de una herramienta fundamental como es el nomenclátor de actos, suficientemente actualizado y dotado de agilidad para adaptarse a la evolución constante que la praxis esta registrando y es de suponer que este cambio se acelere merced a la utilización de las nuevas tecnologías.

La contraprestación económica es una de las reivindicaciones constantes, lógica por otra parte, cuando no existe un mecanismo que permita adaptar costes a precio.

Otros muchos aspectos, que serían objeto de otros artículos, invitan a pensar en la necesidad de un nuevo modelo de relaciones de los profesionales con el segmento asegurador y con el hospitalario.

Preguntas como ¿está agotado el modelo? o ¿Cuáles son las necesidades de profesionales presentes y previsibles en un futuro tiene y puede tener el sector? Se echan en falta en los debates.

Cierto que existen foros donde, en principio, se deberían tratar estos aspectos, pero como observador se encuentra una falta de acometer estos problemas de una forma clara y decidida.

Se entiende que la magnitud del trabajo y los costes inherentes son tremendos, pero es innegable que el futuro del sector requiere el esfuerzo necesario para dar respuesta sólida a esa demanda que manifiesta la sociedad de forma clara con ese continuo crecimiento de clientes, incluso en los momentos mas duros de las crisis económicas.

Analizar la situación y demandas de los profesionales merece todo el tiempo necesario para actualizar el modelo y tratar de garantizar un futuro con los elementos necesarios y ofrecer la calidad que lejos de toda duda es el objetivo de todos los actores.

Manuel Rodríguez Ocaña

Actuario de Seguros y Consultor en Sanidad

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