Javier Fumero

Apunten: también Marruecos nos tiene presos

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante una reunión con el Rey Mohamed VI en Rabat, el pasado mes de octubre.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante una reunión con el Rey Mohamed VI en Rabat, el pasado mes de octubre.

Esto parece el camarote de los Hermanos Marx, pero convertido en sainete horripilante porque el asunto no tiene ninguna gracia. Aquí todo el mundo quiere apuntarse a la extorsión y el chantaje al Gobierno de España. Y lo grave es que muchos lo están logrando: independentistas catalanes, separatistas vascos, los socios de Podemos… y desde hace un tiempo Marruecos, que se acaba de sumar a la fiesta.

Todos ellos han aprovechado la debilidad de este Ejecutivo y su ausencia total de principios y límites para arrimar el ascua a su sardina, aunque esta difiera mucho del interés general de los españoles. En algunos casos, esta situación de rehén complaciente está provocando situaciones esperpénticas, vergonzosas.

La semana pasada se votó en el Parlamento Europeo una resolución de condena a Marruecos por su presunta participación en una trama de corrupción y sobornos conocida como el ‘Qatargate’. La cosa pinta feísima, con una vicepresidenta en prisión y una investigación en marcha que habla de pagos secretos a representantes públicos para lograr un mejor trato a determinados países.

Pues bien. ¿Qué hicieron los eurodiputados socialistas presentes en la votación de esa condena formal? ¡Votar en contra! Salir casi en solitario en defensa del país vecino.

La clave de esa bochornosa decisión la ofreció el pasado jueves el periodista marroquí Ali Lmrabet. Este informador, con buenas fuentes en el entorno de Mohamed VI y por tanto mal visto por el régimen, desveló que en vísperas de la votación en Estrasburgo el ministro marroquí de Asuntos Exteriores, Nasser Bourita, comunicó a nuestro ministro Albares que si los eurodiputados del PSOE votaban a favor de la resolución europea, “entonces la RAN prevista para el 1 y 2 de febrero en Rabat se resentiría, no tanto con una anulación pura y simple, sino con una representación marroquí reducida, es decir de segunda categoría”.

La RAN es la cumbre bilateral que está fijada para dentro de dos semanas entre el gobierno español y Marruecos. No hizo falta más. Los representantes del PSOE en Europa se plegaron a la orden del país alauita y votaron en contra del tirón de orejas.

La situación fue tan kafkiana que, al final, los socialistas españoles se quedaron solos votando lo mismo… junto a una docena de eurodiputados de la ultraderecha y varios no inscritos. Como un país tercermundista. Menudo circo. El trágala fue tan vergonzoso que hubo hasta un gesto de rebelión en las filas socialistas: Iratxe García, jefa de la delegación socialista, se saltó la disciplina de voto y se sumó al voto general de Socialistas y Demócratas europeos que votaron a favor de la reprobación a Marruecos.

La situación no deja de ser preocupante. Un presidente sin principios, cuyo único código de conducta persigue permanecer lo máximo posible en La Moncloa, es un líder vulnerable. Ese reguero de ambición está siendo una atractiva llamada para todos los tramposos, filibusteros y chantajistas: “aquí hay un punto débil, una brecha y la podemos aprovechar”, se dicen frotándose las manos.

Este es el riesgo de tener a los mandos de la nave a un hombre sin ética y sin verdad: su fragilidad. Es tremendamente vulnerable. Pues con estos bueyes hay que arar al menos hasta dentro de un año. Que no nos pase nada.

 

Más en twitter: @javierfumero

Comentarios