Javier Fumero

Qué hay detrás del ‘Verano Azul’ del PP

El portavoz de Campaña y vicesecretario de Cultura y Sociedad Abierta del PP, Borja Sémper, durante la presentación de acciones de campaña del PP para las próximas elecciones generales.
El portavoz de Campaña y vicesecretario de Cultura y Sociedad Abierta del PP, Borja Sémper, durante la presentación de acciones de campaña del PP para las próximas elecciones generales.

Los informes demoscópicos que maneja el PP aseguran que tiene la victoria de las generales en el bolsillo. Y por una amplia mayoría. No son intuiciones, ni visiones basadas en posos del café. Son datos obtenidos en los sondeos realizados en toda España desde hace meses. Ya lo expliqué hace unos días: el ‘antisanchismo’ ha calado de tal manera en una parte importante de la población que hasta se confirma un trasvase poderoso de voto del PSOE al PP. Estos días se sitúa en el entorno de un 14%, una barbaridad.

¿Qué ha pasado? Que, como digo, el ‘antisanchismo’ ha penetrado a fondo en buena parte de la ciudadanía, que se dispone a votar con el objetivo, claro y nítido, de echar al presidente del Gobierno. Pretenden enviarle un mensaje inequívoco de castigo. Contrariamente a lo que algunos pensábamos, la población no ha olvidado ni perdona tantas mentiras y atropellos: los indultos, la reforma de los delitos de sedición y malversación, la chapucera ley del sólo sí es sí, los pactos con independentistas y los amigos de ETA, el intervencionismo del mundo judicial con nombramientos obscenos…

En este contexto, ofrezco dos datos más:

a) Los enredos de los ‘populares’ con Vox no están ayudando. Hay un riesgo de que estas negociaciones a cara de perro entre PP y el partido de Abascal generen tanto ruido que impidan el objetivo de los ‘populares’: no agitar las aguas en exceso y dejar que las cosas sigan su curso normal. El rifirrafe tiene un efecto positivo en parte de esos votantes que llegan desde la izquierda ("no cedemos fácilmente a las peticiones más extremas de Vox"), pero un efecto negativo en su votante tradicional, que ve más lógico pactar con Abascal que dejar gobernar al PSOE.

b) La ridícula campaña ‘Verano Azul’, con sus sombrillitas, su arena de playa, su mar de cartón piedra y los pies descalzos de Borja Sémper, persigue un objetivo doble: que se hable mucho de ella (como estamos haciendo aquí, por ejemplo) y que no genere bronca alguna. Como así ha sucedido. Muchos analistas se han lanzado a mofarse de esta puesta de largo, por inane, hortera, chusca, meliflua…, pero nadie podrá decir que genera odio o confrontación. Y esa es la línea roja que se ha marcado el partido.

Una apuesta por una campaña más combativa, del estilo ‘Sanchismo o Feijóo’ (más propia de Ayuso, por cierto), haría correr riesgos innecesarios al líder del PP. El votante convencido ya está convencido. Y el que está a punto de emitir ese castigo a Pedro Sánchez, no debe percibir motivos para repensar su voto. Hay que dejarlo tranquilo, dicen desde Génova.

En estas aguas navega estos días Alberto Núñez Feijóo y su equipo de campaña.

Más en twitter: @javierfumero

 
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