El 28 M confirma un cambio de ciclo en España
Las elecciones autonómicas y municipales de ayer consolidan un cambio de ciclo político en España. Algo especialmente destacado si se recuerda que en siete meses habrá elecciones generales.
El PSOE ha perdido comunidades autónomas muy sensibles, como es el caso de Extremadura, donde no se lo esperaban en absoluto, y de la Comunidad Valenciana, que estaba en el aire, junto con otras como Aragón, Baleares y La Rioja. Un retroceso demoledor.
En la sede socialista se hablaba anoche de “desastre total”. El PP les ha sacado 800.000 votos, cuando en los anteriores comicios la ventaja del PSOE fue de 1,5 millones de votos.
Lo más relevante es lo ocurrido en Andalucía, donde el PP ha ganado en todas las capitales, además de Jerez y otras poblaciones destacadas. Y especialmente dolorosa ha resultado la derrota en Sevilla.
De cara a las próximas elecciones generales, lo ocurrido en Andalucía, su granero de votos en el pasado, resulta especialmente preocupante para los socialistas.
Y algo semejante puede decirse respecto a la Comunidad Valenciana, donde también se pierde la capital, Valencia.
Sin Andalucía y sin la Comunidad Valencia, y con dificultades en Cataluña, va a resultar muy complicado al PSOE ganar las generales de diciembre. Por el contrario, el Partido Popular se hace con expectativas bastante claras.
El perdedor principal ha sido Pedro Sánchez, que se había dejado la piel en una campaña centrada en su persona, y que, según los análisis más comunes, ha sido el causante principal de los retrocesos sufridos en comunidades y capitales. Hoy por hoy, la marca Sánchez (y también PSOE) se ha convertido en un peso muerto.
Como prueba en contrario, Emiliano García Page, el barón más crítico y distanciado del líder, conserva Castilla La Mancha.
El PSOE mantiene Asturias y Navarra, pero no ha conseguido la deseada victoria en Barcelona.
Pedro Sánchez se equivocó en querer convertir estas elecciones en una especie de primarias, centradas en su liderazgo, en algo así como un examen a su gestión, en el que ha suspendido, y con nota muy baja.
Pierde Sánchez y gana Feijóo, quien precisamente acertó en dar a estos comicios un aire de primarias, hablando de “acabar con el sanchismo”. Afrontaba los primeros comicios como líder y ha consolidado definitivamente su candidatura a la presidencia del Gobierno, frente a pretendidas alternativas como la de Isabel Díaz Ayuso.
Victoria completa del PP en Madrid, al conseguir mayoría absoluta clara en la Comunidad y también, más ajustada, en el ayuntamiento de la capital, con un Martínez-Almeida que ha mantenido el tipo.
Ganador claro de estos comicios es Vox, que se convierte en pieza clave a la hora de formar gobierno en comunidades y en ayuntamientos, aunque con la laguna de Madrid, donde la figura de Díaz Ayuso les come el terreno absolutamente. Y tampoco consigue ningún concejal en Galicia.
Puede hablarse de cambio de ciclo también porque dos de los partidos que protagonizaron en su día un terremoto en el escenario electoral, al romper el bipartidismo, Podemos y Ciudadanos, han sido vapuleados.
Batacazo de Podemos, que se queda fuera de la Asamblea de Madrid y que hasta ha perdido Cádiz, y desastre definitivo en Ciudadanos, donde Begoña Villacís ha pasado, de vicealcaldesa a nada. Anoche pronunció un discurso de despedida. A C’s le quedan los nueve diputados que mantiene en el Congreso, pero que no sobrevivirán a las elecciones generales.
Y otro ganador claro, y preocupante, es EH Bildu, con resultados espectaculares en Vitoria y Pamplona. Una formación que ha recibido el respaldo expreso de Pedro Sánchez, por ejemplo dejándoles presentar la Ley de la Vivienda, o dándoles poder de decisión sobre la Ley de Memoria Democrática. Algo que el PNV, su rival político en el País Vasco, está rumiando en silencio y que seguramente tendrá consecuencias.
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