José Apezarena

¿Y cómo está España?

El Congreso vota hoy una proposición no de ley de Podemos para instar al Gobierno a celebrar ya el Debate sobre el Estado de la Nación, una cita que no ha tenido lugar desde 2015.

Pablo Iglesias ha ganado los apoyos de Pedro Sánchez y de Albert Rivera, así que la propuesta saldrá adelante, teniendo en cuenta, además, que este Gobierno todavia no se ha sometido a un debate de política general a pesar de haber transcurrido año y pico de legislatura.

El asunto ya se planteó en enero, y entonces el Gobierno se comprometió a celebrarlo en primavera. Pero, teniendo en cuenta que antes deberá procederse al debate de los presupuestos (unas cuentas que el Gobierno aprobará el 27 de marzo), todo apunta a que el repaso al estado de la Nación se retrasará hasta las puertas del verano e incluso quedará para después.

Siempre es deseable, oportuno y necesario hablar sobre la situación del país. Es incluso sano, desde el punto de vista democrático.

Como es sabido, se trata de una especie de costumbre parlamentaria. Este tipo de debates, iniciados en 1983, se vienen celebrando los años en que no ha habido sesión de investidura. En 2017 quedó "sustituido" por la moción de censura presentada por Pablo Iglesias.

Como digo, dar un repaso a cómo anda España es hasta obligado. Pero, si los promotores de la votación de hoy creen que eso les va a servir como arma de desgaste político, como ariete contra el Gobierno y, más en concreto, contra Mariano Rajoy, a lo mejor no andan bien encaminados.

Primeramente, porque, se quiera o no, el país va mejorando. Con todas las lagunas que se quiera, y que en efecto existen, pero los datos y las cifran hablan de avance, crecimiento y recuperación. Y eso lo va a poder esgrimir el Gobierno.

Pero es que, además, Rajoy ha dado pruebas de que en desafíos parlamentarios semejantes consigue sobrevivir con bastante decoro, cuando no hasta salir reforzado.

Ocurrió de alguna manera en aquella disparatada moción de censura que lanzó Pablo Iglesias, pero ha vuelto a suceder ahora con un Pleno aparentemente suicida, como el celebrado sobre las pensiones. Que teóricamente tendría que haber destrozado al Gobierno, pero del que el presidente salió sin apenas un rasguño, casi sin despeinarse.

 

Es que Mariano Rajoy disfruta, en el actual momento político, de una circunstancia casi inédita: que en este Congreso apenas encuentra opositores de talla, que se le enfrenten y le pongan en verdadera dificultad. A los hechos me remito.

editor@elconfidencialdigital.com

En Twitter @JoseApezarena

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