Y detrás aparece... Marruecos
Veamos.
En noviembre de 1975, España tuvo que abandonar los territorios africanos del Sáhara con el rabo entre las piernas. Detrás estuvo Marruecos, y la Marcha Verde que nos montó Hasán II.
En julio de 2002, un grupo de gendarmes marroquíes ocuparon el islote de Perejil. Detrás estaba Marruecos.
El 11 de marzo de 2004, Madrid sufrió el ataque terrorista más grave de Europa. Detrás estuvo Marruecos (según, entre otros, Villarejo).
En mayo de 2021, miles de jóvenes invadieron Ceuta a través del paso de El Tarajal. Detrás estaba Marruecos.
En mayo y junio de 2021 los teléfonos del presidente del Gobierno y de varios ministros fueron espiados con Pegasus. Detrás estaba Marruecos.
En julio de 2022, se produjo un intento de salto masivo en la valla de Melilla, con más de una veintena de víctimas mortales. Detrás estaba Marruecos.
En abril de 2023, Pedro Sánchez dio un giro radical a cuarenta años de posición de España sobre el Sahara y reconoció los derechos de Rabat sobre el territorio. Detrás estaba Marruecos.
El 10 de febrero pasado, dos guardias civiles fueron asesinados en Barbate al ser embestida su embarcación zodiac por una narcolancha dotada de cuatro motores fuera borda. Y de detrás aparece... Marruecos.
En esta ocasión, no como responsable pero sí como consecuencia de la capacidad de presión que, por lo visto, tiene el reino alauita sobre España. Mejor dicho, sobre el actual Gobierno. Ya se vio con el cambio de política sobre el Sáhara, nunca bien explicado.
¿Y por qué tras el suceso de Barbate se mira a Marruecos? Porque en el verano de 2022, el Gobierno de Pedro Sánchez retiró de la zona la unidad de la Guardia Civil especializada en combatir el tráfico de droga por el Estrecho.
El Órgano de Coordinación contra el Narcotráfico en Andalucía, OCON-Sur, estaba compuesto por 150 agentes, disponibles las 24 horas y los siete días de la semana en el Campo de Gibraltar. Había mostrado un gran eficacia en combatir el tráfico de droga procedente de Marruecos, pero Marlaska lo desmanteló a los dos meses de reunirse con el ministro del Interior marroquí.
Líderes sindicales de la policía han atribuido la supresión de la OCON-Sur a las negociaciones del sanchismo con Marruecos, un narcoestado del hachís con interés en meternos su droga. ¿Fue una concesión al rey de Marruecos, propietario de las plantaciones de cannabis al otro lado del mar?
Las redes sociales se han inundado de mensajes y comentarios en la línea de “van a sacar la libreta con las anotaciones sobre Sánchez”, y de preguntas, de nuevo, como “¿Qué le debe Sánchez a Marruecos?".
Resulta relativamente normal que entre países vecinos se produzcan conflictos, y Marruecos es vecino nuestro. Pero también son vecinos Portugal y Francia, y con ellos no hemos tenido tantos ni, menos aún, tan graves enfrentamientos.
Aunque se trata solamente de una selección resumida, la lista de choques con Marruecos reseñados resulta abrumadora. Y algunos de ellos de una gravedad máxima.
Pero lo más inquietante es que va a seguir dándonos dolores de cabeza extremos. Sobre todo si enfrente se topa con un Gobierno débil, vendido, o, peor aún, prisionero y chantajeado.
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