Indecente
Magistrados del Tribunal Constitucional, del Supremo y de la Audiencia Nacional, han sido calificados de “indecentes”, acusados de perseguir a independentistas. Se pidió que sean "cesados y juzgados de inmediato", y se les ha llamado “togados franquistas”.
Los señalados, con sus nombres, son Concepción Espejel (magistrada del Tribunal Constitucional), Francisco Pérez de los Cobos (ex presidente del Tribunal Constitucional), Carlos Lesmes (ex presidente del Supremo y del CGPJ), Manuel Marchena (presidente de la Sala Segunda del Supremo), Pablo Llarena (magistrado del Supremo), Carmen Lamela (juez del Supremo)...
¿Quién ha protagonizado tan memorable hazaña? Pues nada menos que una persona amiga del Gobierno, que negoció en Bruselas con el número tres del PSOE, Santos Cerdán, el pacto para la investidura de Pedro Sánchez.
Una persona que participa en las reuniones secretas en Ginebra para vigilar (con mediador internacional interpuesto) si el Gobierno de España cumple lo acordado. O sea, un socio preferente de Pedro Sánchez.
Nunca se había visto tal. Nunca se había escuchado en una asamblea parlamentaria española una imputación directa, con nombres y apellidos, unos insultos como los proferidos por la portavoz de Junts, Miriam Nogueras.
El presidente del Supremo suspendió una entrevista con Bolaños. El del Consejo del Poder Judicial declaró que es “inadmisible en un Estado de derecho” con “separación de poderes” el señalamiento de jueces por parte de la portavoz de Junts.
Tres asociaciones de jueces, la Asociación Profesional de la Magistratura, Francisco de Vitoria y Foro Judicial Independiente (FJI); y dos de fiscales, la Asociación de Fiscales (AF) y la Asociación Profesional Independiente de Fiscales (APIF), han reaccionado acusando a Nogueras de tratar de “instrumentalizar la Justicia para fines políticos, deslegitimando a miembros del Poder Judicial”.
Desde mi punto de vista, indecente es aprovecharse de la condición de parlamentaria, y por tanto especialmente protegida en lo penal, para descolgarse con tales acusaciones. Y aprovecharse de que tienen al Gobierno cogido por el cuello.
Indecente es la actitud Francina Armengol, “presunta presidenta del Congreso”, como la llamó ayer Cayetana Álvarez de Toledo, que ni intervino, ni aceptó que se retiraran del diario de sesiones aquellas palabras, y que, en cambio, sí decidió retirar las de Santiago Abascal cuando acusó a Pedro Sánchez de perpetrar un "golpe de Estado" contra la democracia, argumentando entonces que debía "defender el decoro de la Cámara". Ayer no hubo decoro en la Cámara, pero calló.
Indecente es el silencio del Gobierno, de su presidente, del ministro de Justicia, que han callado ante los ataques directos de la portavoz de Junts. Un ministro de Justicia que, al mismo tiempo, negaba en el Senado que en España exista lawfare.
Indecente es el silencio de las asociaciones judiciales adictas al Gobierno, Jueces y Juezas para la Democracia y la Unión Progresista de Fiscales. Por lo visto, les parece bien la actuación de Nogueras.
Y, aunque se trate de asuntos diversos, indecente es también que, para justificar un injustificable pacto en el Ayuntamiento de Pamplona, Óscar Puente califique a EH Bildu de “partido progresista y democrático” cuando no ha renunciado a su pasado con ETA y tiene 42 candidatos ex etarras.
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