Qué poca vergüenza tiene Standard & Poor's

No sé qué me pasa últimamente pero me lo voy a hacer mirar. Estoy un poco susceptible. Veo monstruos y demonios en cada maniobra que viene de fuera. ¿Sugestión? ¿Prejuicios? ¿Exceso de patriotismo? No lo sé. Pero mientras recurro al médico, seguiré comentando. Hoy toda mi ira se dirige hacia los chicos de Standard & Poor's.

Es la mayor agencia de rating a nivel mundial, con sede en Nueva York (EEUU). Su trabajo consiste en definir el grado de solvencia de un organismo, una empresa, un país o una región a la hora de hacer frente a los compromisos de pago futuros.

Precisamente este jueves tuvo a bien salir a la palestra y rebajar la nota de la deuda española dos escalones, dejándola al borde de los llamados bonos basura, es decir, a un escalón de ser considerada inversión de carácter especulativo.

Esto no tiene un pase. Me explico.

Hay que recordar que los estupendos ejecutivos de Standard & Poor's pasan por haber sido actores principales en el origen de esta crisis financiera mundial que ha provocado el seísmo que ahora padece Europa.

S&P y otras agencias de calificación hermanas desencadenaron la madre de todas las tormentas al otorgar calificaciones ‘triple A’ a unos activos respaldados por hipotecas que desde entonces se han convertido en residuos tóxicos. Son las famosas “hipotecas basura”. Para los analistas norteamericanos eran estupendos y maravillosos.

Pero no queda ahí la cosa. Hay ejemplos más bochornosos:

-- Los calificadores de Nueva York se hicieron también famosos por dar a Lehman Brothers, el banco cuyo hundimiento desató el pánico mundial, una calificación ‘A’ hasta el mismo mes de su defunción.

-- Standard & Poor's también intervino en la crisis financiera de Islandia en 2008 y 2009. Los analistas de la agencia tampoco se enteraron del hundimiento de los bancos islandeses, que tenían la máxima calificación hasta un día antes de quebrar.

 

-- Bernard Madoff, el autor de una de las mayores estafas financieras de la historia, mantuvo también la máxima calificación otorgada por la agencia (la popular triple A) hasta que se descubrieron sus fraudes.

Al margen de estos casos, que harían saltar por los aires cualquier negocio por falta de criterio, hay otras críticas de fondo bastante lacerantes.

Por ejemplo, resulta bastante contradictorio que la agencia deba calificar en muchos casos precisamente a quien le paga. Algo que pone en duda la objetividad de cualquier juicio. Pero eso no es lo peor.

La justicia italiana realizó el pasado mes de enero un registro en las oficinas de S&P en Milán en el marco de una investigación sobre el impacto en los mercados italianos de los informes de la calificadora de riesgos. Se ha acusado a las agencias de rating de manipular el mercado con “juicios falsos, infundados o incluso imprudentes” sobre el sistema financiero y bancario italiano.

Por todo ello hay que estar muy atentos. Standard & Poor's también nos sermonea, a mayor gloria de alguien que está amasando una fortunita. Y mientras tanto, los españoles de a pie a sufrir un poco más. Qué poca vergüenza.

Más en twitter: @javierfumero

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