Señores mineros, así, no

El profesor Alfonso Nieto frenaba nuestros lamentos de alumnos en la Universidad de Navarra, quejándonos de que él exigía mucho y nos hacía esforzarnos a tope, diciendo: mientras no trabajéis como un minero asturiano, no os podréis quejar.

Don Alfonso Nieto, recientemente fallecido, era asturiano, y por tanto sabía bien de qué hablaba.

Qué duda cabe que el trabajo de los mineros es uno de los más penosos que imaginarse pueda. Precisamente tal nivel de exigencia conduce a que quienes lo desempeñan hayan de ser personas fuertes, duras, resistentes, tenaces, sacrificadas.

Lo cual explica que las movilizaciones de la minería sean siempre asunto serio. Que provoquen cierto respeto y aun temor. Ocurrió en el pasado y sucede también ahora.

Los mineros del carbón están ahora en pie de guerra, en defensa de la pervivencia de las explotaciones. Pugna de resultado bastante incierto, por cierto, puesto que el carbón español no es competitivo.

Comprendo que los trabajadores de las minas estén peleando con tesón por los puestos de trabajo, por el pan de sus familias, por el futuro de sus hijos.

Entiendo que se manifiesten, que monten marchas, que hagan oír su voz allá donde les sea posible, que busquen cualquier apoyo. Lo entiendo.

Lo que no comprendo es que practiquen esa intensa guerra de guerrillas frente a la Guardia Civil. Ni el peligroso lanzamiento de cohetes contra ellos.

Ni comprendo que se coloque un madero en una vía del tren, poniendo así en riesgo la integridad de los viajeros. Eso, no.

 

Señores mineros, con todo el respeto, así, no.

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Twitter: @JoseApezarena

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