Un big-bang de objeciones de conciencia

Ha estallado en el universo jurídico un big-bang de objeciones de conciencia, consecuencia directa de la agudización de los conflictos de conciencia contra ley.

Lo destacan Rafael Navarro-Valls y Javier Martínez-Torrón, que acaban de publicar la segunda edición de su libro “Conflictos entre conciencia y ley. Las objeciones de conciencia”. La primera se agotó en pocos meses.

Explican que no se trata  de  un fenómeno ocasional, de un episodio transitorio, sino de “una tensión de fondo que  desborda los márgenes jurídicos, invadiendo los políticos y sociológicos”.

¿A qué se debe esa plétora de problemas? A la abundancia de leyes de directo o  indirecto contenido ético. Y a que los ciudadanos resisten. Y hacen bien.

La tenacidad de más de cinco mil objetores de conciencia a Educación para la Ciudadanía ha llevado a su eliminación, de modo similar a como la acción coordinada de cientos de objetores al servicio militar obligatorio llevó a su sustitución por un ejército  profesional.

Hoy las objeciones de conciencia más relevantes están relacionadas con la tutela de la vida humana, entre ellas el rechazo al aborto voluntario, las objeciones en el marco de la bioética o en materia de tratamientos médicos.

Algunas son de impacto más reciente y visible, como las relacionadas con el ejercicio de la función pública (objeción al jurado, a la celebración de  matrimonios entre personas del mismo sexo), las derivadas de la utilización de indumentaria o símbolos religiosos, e incluso las que se encuadran en los ordenamientos jurídicos de confesiones religiosas.

El libro incluye el análisis de nueva jurisprudencia de especial relevancia, como la nueva versión del Código de Deontología Médica de la Organización Médica Colegial de España, que ha modificado las referencias a la objeción al aborto que se contenían en el anterior código.

Las objeciones van a más. Porque algunos se han empeñado en invadir campos que tendrían que estarles vedados.

 
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