¿Y si dejamos de amargarnos cada día con la crisis?

Me cuentan que en Italia los medios de comunicación más importante se han conjurado para rebajar en lo posible la psicosis de crisis económica en el país.

Por lo visto, las principales cabeceras de la prensa, e incluso medios audiovisuales, han pactado controlar el alarmismo, moderar el tremendismo de titulares e informaciones, y ‘pasar’ un tanto de la obsesión de dar todos los días malas noticias, existan o no, haya motivo o no lo haya.

No se trata de no contar las cosas. Ni de ocultar la realidad de la situación, sino de ponerlas en su verdadera dimensión, sin obsesionarse por ofrecer cada mañana una noticia más tremenda que la anterior.

Y parece que la fórmula está dando cierto resultado, porque esos medios ya no ‘compiten’ en ver quién dice la más gorda, con ello la población está pudiendo respirar un poco, y encima los mercados ya no castigan tanto.

Se me ocurre que algo semejante podríamos practicar aquí

Pongo un ejemplo. Cada lunes y cada martes nos desayunamos con que un periódico, una revista extranjera, pronostican, en lo económico, para España la suma de todos los males. Prodigan las reflexiones negativas, los análisis catastrofistas, que, encima, a continuación rebotamos también aquí. Es una especie de carrera por ver quién se autoflagela más.

Y, no nos engañemos, en realidad la mayoría de los análisis y puntos de vista de esos medios internacionales se basan precisamente en lo que leen en los medios españoles, que son su fuente de información más habitual porque ellos apenas tienen canales propios.

Con lo cual se forma un bucle diabólico: la prensa española se afana en el alarmismo y la noticia pesimista, los medios internacionales se basan en eso para formular sus dictámenes negativos, y a continuación son repicados por periódicos y emisoras nacionales.

Repito que no se trata de dejar de informar, ni tampoco ocultar la amargura de la situación. Pero a lo mejor es buena ruta no empeñarnos en amargarnos más de lo debido, sino, al contario, poner un poco de sordina a la crisis.

 

Suficientemente inquietante es por sí sola como para que añadamos vinagre y sal a las heridas.

editor@elconfidencialdigital.com

Twitter: @JoseApezarena

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