Le echo de menos todas las mañanas

Han pasado ya quince años, y sin embargo le echo de manos cada mañana, todas las mañanas, cuando sintonizo la radio. Echo de menos radiofónicamente a Antonio Herrero, que falleció aquel desdichado 2 de mayo de 1998.

Su fuerza comunicativa arrolladora, la capacidad de entrar en todos los asuntos de cualquier tipo y calado, la absoluta independencia para decir lo que pensaba, la libertad que siempre dejaba a quienes intervenían en el programa… todo aquello, escuchado cada mañana, constituía una apasionada explosión de aire libre, de información, y una auténtica descarga de adrenalina radiofónica que nunca más se ha repetido.

Por eso digo que hoy, quince años después, cada mañana le echo en falta.

Noto la ausencia cuando rememoro que nada ni nadie le frenaba, si se trataba de contar lo que estaba pasando en este país, le gustara a quien le gustara, molestara con ello a quien molestara. ¡Y vaya si molestaba!

Por eso, y en ese sentido, Antonio Herrero resultaba un periodista peligroso: porque era incontrolable. No había forma de condicionarle. Ni desde arriba ni desde abajo.

Y precisamente por ello, no pocos poderosos, de todos los ámbitos y tendencias, respiraron aliviados el día en que perdió la vida en aguas de Marbella, cuando practicaba pesca submarina. Como suena.

Arrancaba el día a las seis de la mañana, tenía en la mano un guión del programa, pero todo aquella saltaba por los aires instantáneamente si, de pronto, surgía una noticia imprevista y relevante. Se subía al caballo de la actualidad y no desmontaba hasta que lo había contado todo, a fondo y, por supuesto, de forma apasionada.

Le echo de menos hoy, en este momento de la marcha del país, en estas circunstancias precisas de sufrimiento social, de paro y desahucios, de corrupción, de cobardía política, de nacionalismos descarados, de mentiras, de información condicionada y paños calientes, de titiriteros y de magnates que se lo han llevado crudo…

Algún ignorante, por no ir más allá en el calificativo, ha querido ha hablado de Antonio Herrero llamándole periodista ‘de derechas’, y sin que falte el desalmado que hasta se atreve con el recurrente término de ‘facha’. No le conocieron, o mienten como bellacos. Era un comunicador libre, sin otra atadura que contar lo que pasaba, para, a continuación, cuando llegaba el momento del comentario, dejar hablar sin cortapisa a todos aquellos que citaba ante el micrófono.

 

A estos últimos les recuerdo algunos nombres de colaboradores habituales de sus programas, que se movieron con total libertad: Santiago Carrillo, Paca Sauquillo, Ernest Lluch, Nicolás Redondo, Justo Fernández… y tantos otros.

Le echo de menos cada mañana. Hoy mismo.

editor@elconfidencialdigital.com

Twitter: @JoseApezarena

Comentarios