Disculpas, perdones y rectificaciones
Se ha puesto de moda lo de pedir perdón. La campaña de las europeas, además de lo del machismo, se basa en las disculpas y los perdones por las meteduras de pata.
Ahora la discusión está en si las disculpas han llegado a tiempo o han llegado tarde, si son suficientes o insuficientes y, mientras tanto, se pide el voto a unos ‘indefensos’ y desinformados votantes que ni siquiera saben si votan una cosa u otra. Porque las novedades parlamentarias o la forma de elección de los responsables de la Comisión siguen en el limbo de las peleas partidistas.
A veces se piensa que la jornada de reflexión sirve para poco. No estaría mal dedicarla a los perdones y las disculpas e incluso a los insultos entre candidatos, y dedicar los días anteriores a hacer una verdadera campaña electoral, informativa y explicativa, de lo que nos jugamos con nuestro voto europeo.
El que más y el que menos sabe lo que va a decir cada partido. Unos nos han hablado, estaba previsto, de las mejoras de la economía y del buen camino en el que estamos. Los otros se han agarrado al clavo ardiendo del machismo y de las mujeres embarazadas en azul. Los demás en demostrar lo mal que lo hacen los grandes; y todos se ponen de acuerdo y se enzarzan en los perdones y las disculpas como si fuera algo medianamente importante.
Siempre está bien pedir perdón por los errores que uno pueda haber cometido, pero tanto la petición de perdones como la exigencia de disculpas, en los políticos, como tantas otras cosas, suena a falso.
