Hombre del tiempo y osito de peluche

Ha dicho Mariano Rajoy que Pedro Solbes es como el hombre del tiempo, que se limita a verlas venir y que anuncia borrascas y anticiclones y que nos lo presenta como algo inexorable. Aunque para él la economía va bien, lo que va mal no tiene arreglo y ya escampará..

Si Solbes en vez de ser vicepresidente económico del Gobierno, fuera un osito de peluche, llamaría menos la atención y posiblemente estaría más en ese papel pasivo que no se sabe muy bien por qué, ha adoptado.

Los mal pensados creían que sus predicciones optimistas, esas que hablaban de una ligerísima desaceleración y que todo se solucionaría en abril de este año, y que la inflación ni se iba a notar, y que el crecimiento se pondría por las nubes, y que teníamos superavit para tres o cuatro generaciones, eran exultaciones propias de una campaña electoral y que una vez vueltas las cosas a su cauce, es decir, con el cargo jurado/prometido para otros cuatro años, Solbes nos iba a decir la verdad.

Pero ni por esas. Ahora que tiene el horizonte electoral tan lejano y que no hay que arañar votos, sigue erre que erre, diciendo que nada de pesimismos y que todo está fenomenal y que la economía española va viento en popa.

Los precios, decir que los precios suben, es cosa de los pesimistas que hay en todos los sitios. Las hipotecas se incrementan sólo para los que lo ven todo negro y las manifestaciones de los sectores del transporte o de la pesca, que no pueden pagar los precios del combustible, son provocadas por gentes insensatas y que no están en la realidad.

Ya lo ha dicho Rodríguez Zapatero, esta vez a micrófono abierto: ‘el pesimismo no crea puestos de trabajo’. Claro que luego se pone a hablar a micrófono cerrado en Barcelona y es un sufrimiento.

Pues Solbes, en plan osito de peluche, en su escaparate, en la estantería del cuarto infantil e incluso en las tiendas de los aeropuertos tendría mucho éxito. La vicepresidenta lo sienta a su lado, le aprieta un poco la tripilla y empieza a decir cosas incoherentes pero optimistas, incomprensibles pero positivas, cosas que nadie cree y previsiones que todos saben que nunca se cumplirán. De un osito de peluche hay que esperar que diga las cosas con cierta gracia y que haga reír a los niños pero tampoco es el caso.

Más bien parece ‘Bubu’ aquel compañero llorón, tirando a gafe y pesimista, para el que todo iba a salir mal, que tenía el oso Yogui en el parque nacional de Yelowstone. Para Solbes todo saldrá bien, pero es como si estuviera invitándonos a un funeral.

Los dos ositos de los dibujos animados se dedicaban a quitarles las cestas de la merienda a los excursionistas. Vamos como Pedro Solbes, pero hasta ‘Bubu’ era un poquito más alegre.

 
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