Navidad, televisión y el chal

Cuentan que en la televisión franquista, en aquellos programas de variedades, cuando se ‘filtraba’ algún escote que los censores juzgaban improcedente acudía rápidamente el hombre del chal, colocaba la pudorosa prenda en los hombros de la escotada y el programa continuaba con todas las bendiciones.

Que la Navidad se desvirtúa en muchas de sus manifestaciones es evidente. Papá Nöel es una especie de prórroga del ‘jalogüín’ y encontrar un belén normal empieza a hacerse difícil. Claro que hay excepciones pero empiezan a ser las menos. Ya apenas se dice el clásico ‘feliz Navidad’ que ha sido sustituido por el ambiguo ‘felices fiestas’. Y así todo.

Y ahora la televisión. El refugio de los clientes de los protésicos y de los plásticos, nos preparó una Nochebuena con chal. Es decir, lo más parecido a la horterada de Fin de Año, pero ‘tapadita y sin escotes’. Humor zafio y repetitivo, pero sin demasiadas groserías porque es Navidad. Cantantes más o menos ‘refritados’ solo que sin copas y sin brindis aparentando una cierta cogorcilla. Y presentadores con un guión más o menos malo, aprendido más o menos de memoria e intentando aparentar la naturalidad de un actor de primera fila.

Hubo excepciones pero para contarlas sobra con dos o tres dedos. Se puede achacar a la crisis y a la falta de presupuestos, pero una vez más el ingenio y el sentido de la oportunidad han brillado por su ausencia. Naturalmente del sentido de la Navidad ni hablamos.

Eso sí, todos los programas salieron con chal, un chal que servía par tapar vergüenzas igual que antaño. El chal desaparecerá el día 31, y sufriremos los mismos refritos, iguales o peores horteradas y parecidas zafiedades a las de otros años.

Pasó el tiempo de las buenas películas, de los magníficos reportajes, de los documentales agradables de ver y los conciertos fáciles de escuchar. Un mínimo recorrido por las televisiones europeas producía sonrojo, simplemente por comparación.

Sólo faltó que alguna de las ‘recauchutadas’ o cualquiera de los ‘estucados’, saliera de debajo del edredón y diera las doce con una pandereta. Pero todo se andará.

 
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