Subir en globo

Al menos en globo sonda. No es fácil digerir que hay un Gobierno que se limita a tapar agujeros en la opinión pública, que espera que, de cara a esa opinión, le ‘salve’ un mundial de fútbol, la presidencia de Europa, una foto con el Papa o un lavado de cara de ministros. Pero es lo que hay, y Rodríguez Zapatero cada vez lo deja más claro.

Lleva muchos meses dedicado a ganar tiempo y a inflar globos sonda que deja caer en la opinión pública para que los españoles estemos más o menos distraídos.

Lo que pasa es que se le desinflan uno tras otro y a una velocidad de vértigo. Apenas nos hemos enterado de que presidíamos Europa cuando el globo estaba pachucho y por los suelos. El balance no puede ser más pobre ni más desesperanzador. Posiblemente, y dada la situación, es lógico que haya sido así pero, en cualquier caso, el Gobierno y con él España, no ha sacado las buenas consecuencias que se podían haber derivado de una presidencia normal.

Ahora toca el globo sonda de la Ley de Libertad Religiosa. Volveremos a la batalla de los Crucifijos, de los llamados funerales de Estado, a las contradicciones y a primar a religiones tan arraigadas en España como los mormones.

Tras el aperitivo del Corpus, que con tan mala fortuna sirvió Carmen Chacón, llegará la educación y los símbolos religiosos y ya estará armada la polémica con la que más o menos llegaremos a septiembre. Y, mientras tanto, a mirar al cielo a ver si escampa.

Dicen que Rodríguez Zapatero es especialista en crear problemas donde no los hay. No es verdad. Es especialista en aprovechar problemas latentes –y que posiblemente a nadie interese sacar a la luz- para crear barullo y distraer al personal. Y es que su Gobierno tiene muchas cosas de que distraernos.

Ahí está la subida de la luz. Ahí está la subida del IVA. Ahí está la subida del transporte. Ahí está la situación de los parados. Ahí está la paralización de la obra pública. Ahí esta la deuda de este país. Ahí está la falta de crédito internacional.

Pero lo importante es discutir si los funerales de Estado tienen que ser católicos, mormones o laicos. Hay que estar pendientes de si una iglesia tiene el suficiente mérito artístico como para que no haya que desmochar su cúpula y dejarla sin cruz, y si un colegio reúne los requisitos para que en sus aulas haya crucifijos o fotos de Belén Esteban, por ejemplo.

 
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