Alergia de Sánchez a la información

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.

Sánchez no informa y cuando informa no es que esa información esté trufada de mentiras, es que la mentira a veces está trufada de alguna información veraz.

Dicen que se va a remozar la sala de prensa de La Moncloa, con tecnología moderna en micrófonos, cámaras y demás adminículos al servicio de la información que emana del Gobierno. Puede ser que el continente mejore, pero es seguro que el contenido va a ser igual de escaso, de sesgado y de manipulador.

La alergia a la información, probablemente secuela de su patología relacionada con la mentira permanente, es una enfermedad que padece Sánchez y que inhabilita para el ejercicio del poder a cualquier político aunque solamente sea pretendidamente democrático.

Además es una enfermedad contagiosa que se transmite a través de las inclinaciones de cerviz y de tronco y muestras de acatamiento, que aqueja también a ministros, asesores y demás corifeos de los aledaños del enfermo.

Alergia a las preguntas no preparadas, que ha llevado a Sánchez a una especie de dependencia cuasi adictiva a las comparecencias reducidas a meras declaraciones. O -como poco- en algo que se ha sacado de contexto

Sánchez no informa y cuando informa no es que esa información esté trufada de mentiras, es que la mentira a veces está trufada de alguna información veraz.

Para Sánchez la información es propaganda y toda la información que no es propaganda, automáticamente, en su opinión, se convierte en un bulo y en algo que se ha sacado de contexto.

Las pretendidas sesiones informativas parlamentarias las ha convertido en peleas de taberna y así ni él ni algún ministro interpelado, se ven en la obligación de contestar a preguntas más o menos enojosas.

Cuando alguien que gobierna no informa a los ciudadanos es porque no tienen nada de qué informar o es que su gestión es tan deleznable que lo mejor es que pase desapercibida. Si informa  y no miente, esa información deja al descubierto una realidad penosa en la gestión e incalificable en los resultados, con lo que la no información es algo imperativo para el sujeto que protagoniza esas políticas.

 

La mentira, además de engaño, es una falta de información impensable en una sociedad políticamente normal.

Otra técnica muy usada por Sánchez es informar sobre iniciativas como si se fueran a llevar a cabo de forma inmediata, iniciativas que o no se cumplen o se dilatan en el tiempo, como ha ocurrido con las ayudas a los damnificados de la Palma, o los múltiples subsidios que ha ido anunciando y que nunca han llegado a sus destinatarios.

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