Por la boca… El Gobierno, el PP y los vasos comunicantes

Los recientes cambios que Marino Rajoy ha hecho en el Partido Popular, y según rumores, hará en el Gobierno con independencia de su oportunidad o de su eficacia, muestran una comunicación lógica, pero quizás no muy plausible entre el Ejecutivo y la formación que, al menos formalmente, lo sustenta.

Demasiadas ‘colocaciones’ entre el partido y el Gobierno y viceversa, como para no pensar más en intereses electorales que en la búsqueda de una gestión gubernamental más eficaz. Demasiadas combinaciones entre Gobierno, Partido Popular y Comunidades Autónomas, como para no pensar en compensaciones, en nombres concretos que se quedan sin despacho o en intereses ajenos a las necesidades reales para formar un Gobierno que responda a las verdaderas necesidades del momento actual.

Todo ello, con las elecciones generales a cinco meses vista, supone que la posible remodelación del Gobierno de Mariano Rajoy, respondería, de producirse, más a la situación electoral del Partido Popular y a lo ocurrido en los comicios municipales y autonómicos, que a lo que pueda necesitar en estos momentos el Consejo de Ministros.

Es innegable que la actuación de un gobierno determina la decisión de muchos votantes, pero no es menos cierto que en cinco meses pocas acciones podrían realizar los hipotéticos nuevos ministros fuera de las encaminadas a mejorar la situación de su partido en las urnas.

En Génova durante los días de expectación, nervios y cábalas que preceden a las decisiones de Mariano Rajoy, nadie se recata de afirmar que los cambios en el Gobierno y en el Partido Popular podrían tener como único objetivo ganar las próximas elecciones generales.

Y ese afán de ganar es perfectamente legítimo y acudir a lo más visible y vulnerable que tiene un partido político, que es su gestión de gobierno, también lo es; pero, en cualquier caso, habría que tener un poco más de precaución a la hora de cacarear cambios y trasvases de la Moncloa a Génova o de las autonomías a la Moncloa.

Son vasos comunicantes muy frágiles. Cualquier asunto de la Moncloa va a repercutir muy directamente en la suerte que corra el Partido Popular y cualquier paso en falso que se de en Génova tendrá incidencia en el Gobierno de Rajoy.

Quizás ese sea el peaje que hay que pagar por mantener la figura de un único líder en ambas sedes.

 
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