Por la boca… Pedro de Calcuta

En rueda de prensa, el secretario general de los socialistas nos ha contado a los españoles que él es sincero, coherente, que no engaña a nadie y que se le ve venir. Además de todo eso, es humilde y generoso, no pone líneas rojas, habla con todos y lejos de su ánimo postularse para liderar ningún gobierno. Vamos el marido –Bertín Osborne aparte- que cualquier madre querría para su hija.

A pesar de haber batido todos los records en cuanto a pérdida de votos se refiere, la autoestima de Sánchez, sigue intacta.

Lo de que se le ve venir –y de lejos- es cierto, las otras virtudes ya son más discutibles.

Pedro Sánchez es una pura paradoja, una constante contradicción y de una incoherencia palmaria. Otra vez saca a relucir lo del cambio, convoca a las fuerzas del cambio y se dispone a iniciar una ronda de consultas con esas fuerzas, aunque no explica para qué, ni por qué, ni con qué títulos cuenta para hacerlo.

Magnánimo, inicia una ronda de conversaciones -en la que incluye al Partido Popular- para saber qué es lo que ofrece cada formación para sacar a España del marasmo al que nos ha conducido el enroque de Mariano Rajoy.

Pero ¿qué es lo que no ha entendido del no de Ciudadanos a Podemos y del no de Podemos  a Ciudadanos, y del no de su partido a Podemos, y del no de los populares a la retirada de Mariano Rajoy?

Quién desde las primeras elecciones cargaba toda la responsabilidad al Partido Popular habla ahora de responsabilidades de todos y en un supremo acto de humilde generosidad  -casi tan cursi como Rodríguez Zapatero- afirma: ‘yo no busco culpables, busco responsables’. Emocionante.

Y sigue hablando, en clave interna cuando les dice a los barones de su partido, que las decisiones en el PSOE se toman colegiadamente, que él, lo único que hace es cumplir a rajatabla esas decisiones y que es el Secretario General que más Comités Federales ha convocado.

También entre sus virtudes, además de la sinceridad, la coherencia, la generosidad y la humildad, hace gala de un gran sentido del humor cuando afirma sin ruborizarse, al ser preguntado por la posibilidad de un candidato independiente, que en democracia ‘para gobernar hay que haber sido votado por los ciudadanos’. Y los votantes de Mariano Rajoy, sin enterarse.

 

Lo que pasa es que todo suena a falso, suena a clavo ardiendo, suena a que la escalera, si no se le ha escapado, se está tambaleando bajo sus pies y que hay que ganar tiempo, al menos para recuperar  la brocha.


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