Por la boca… Con los pelos de punta

Desde que el Gobierno decidió aplicar el art.155 de nuestra Constitución, se han sucedido las reacciones de los distintos hombres públicos. Una vez más se han ido retratando y, como de costumbre, han dado la sensación de que las respuestas las tenían pensadas y repensadas desde hace tiempo.

Hay formaciones -Podemos es el mejor ejemplo- que viven del eslogan y de la frase hecha, de tal forma que se sabe de antemano lo que van a decir en cada circunstancia. Ocurre siempre que hay un discurso del Rey y cada vez que uno de sus jefes opina sobre cualquier cuestión.

Se trate de lo que se trate, Montero, Iglesias o Echenique, soltarán el eslogan de que ‘hay que sacar al señor Mariano Rajoy de La Moncloa, porque el PP es el partido más corrupto de Europa y está parasitando las instituciones’. Y así siempre.

Ahora, con el 155 encima de la mesa, los dicharachos de Podemos alcanzan las cotas a las que ya nos tienen acostumbrados.

Los iglesias, las monteros y los echeniques, afirman que la aplicación de un artículo de la Constitución es una involución democrática (?) Que las constituciones no deben durar más que una generación (?) Que el 155 no se puede aplicar porque está sin explorar (?) Que es una vergüenza democrática que existan presos políticos en el S.XXI (?)…

No deja de extrañar que aplicar la Constitución sea una involución democrática, cuando la ‘antidemocracia’ sería todo lo contrario. No se entiende que la vergüenza de los presos políticos se circunscriba al S.XXI como si en el XX, su existencia no fuera igual de vergonzosa. Divierte pensar que las constituciones deban cambiarse cada vez que llega una generación. Y hay que tener mucho…sentido del humor para basar el rechazo a la puesta en marcha de un artículo de la Constitución porque, hasta la fecha, no se ha aplicado.

A estas alturas nada debe de extrañarnos. Ni siquiera que Echenique se declare en shock por la suspensión de la democracia o que esté con los pelos de punta y muy preocupado, dice, por la deriva que ha tomado la situación.

Aquí lo único extraño es que -ante las declaraciones de los echeniques, los iglesias y las monteros- no haya más españoles con los pelos de punta, preocupados y en shock democrático.

 
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