Por la boca…Sánchez (o sea, Junqueras) ¿ningunear al rey? “amos anda”.

Pedro Sánchez y Oriol Junqueras en el Congreso de los Diputados. Foto de archivo.
Pedro Sánchez y Oriol Junqueras en el Congreso de los Diputados. Foto de archivo.

Sánchez (o sea Junqueras) es un “político pitillo” –pantalones aparte- estrecho de horizontes, corto de miras, escasito de ética y ajustadito de conocimientos, que está demasiado lejos de las suelas de los zapatos de Felipe VI como para llegar a “ningunearle”.

A raíz de lo sucedido en la inauguración del tren a Murcia -y tras muchos incidentes más o menos parecidos- se han desatado las opiniones al respecto y algunos hablan del "ninguneo" de Sánchez (o sea, Junqueras) al Rey.

Ocurre como en lo de las ofensas, que “no ningunea el que quiere sino el que puede” y Sánchez (o sea, Junqueras) está tan abajo respecto a Felipe VI que tendría que pasarse la vida subiendo peldaños, o el Rey tendría que descender muchos, y ni aun así  lograría ponerse a su altura. Vamos que ni Sánchez (o sea, Junqueras) podría llegar a más, ni Felipe VI a menos.

Dice la RAE que ningunear es “menospreciar a una persona, no hacerle caso o no tomarla en consideración”. Pero para eso hay que tener un cierto nivel por parte del que supuestamente ningunea, para siquiera atisbar los perfiles del ninguneado.

Ni en lo personal, ni en lo público, ni en lo político, ni en lo académico, ni en lo cultural, tendrá nunca Sánchez (o sea, Junqueras) el nivel mínimo para poder acercarse al Rey.

Sánchez (o sea, Junqueras) es un “político pitillo” –pantalones aparte- estrecho de horizontes, corto de miras, escasito de ética y ajustadito de conocimientos, que está demasiado lejos de las suelas de los zapatos de Felipe VI como para llegar a “ningunearle”.

Lo que sí hay es una enorme falta de educación, una carencia total de respeto, un desconocimiento absoluto de las más elementales reglas del protocolo, una lamentable carencia de principios, un deplorable no saber estar y una ignorancia supina para conocer el sitio en el que debe situarse en cada momento. Y todo eso, carencias, ignorancia, escaseces y falta de conocimientos elementales, siempre están del lado de Sánchez (o sea, Junqueras).

Y no se puede aducir la legitimidad de origen de cada uno, porque la legitimidad del Rey, del Jefe del Estado en España, está tan acreditada y avalada por la Constitución, como pueda estarlo, la del jefe del Gobierno (por más que les pese a los álbumes de fotos de Rufián).

Sí es diferente  -algo muy importante a tener en cuenta- la legitimidad de ejercicio que exige toda democracia. Porque si acudimos a esa legitimidad, el abismo entre ambos se hace insondable. Desde el impecable transcurrir del Rey, tras su asunción de la Jefatura del Estado, hasta la bajuna, chocarrera y bufonesca trayectoria de Sánchez (o sea, Junqueras), desde la moción de censura, la mente se pierde en eso de las distancias siderales y de los años luz.

 

Incluso la preparación que ha tenido Felipe VI para ejercer su magistratura, y la formación de Sánchez (o sea, Junqueras) para desempeñar su cargo, no resisten ninguna comparación mínimamente coherente.

Y además, lo que “natura non da, La Moncloa non presta”. 

Y natura -al decir de Tezanos, con Sánchez (o sea, Junqueras)-  se quedó en la fachada externa.

La carcajada: Dice Boadella –el de PDeCat- “Maciá, alguien capaz de aglutinar espacios perdidos”.

Comentarios
Envíanos tus noticias
Si conoces o tienes alguna pista en relación con una noticia, no dudes en hacérnosla llegar a través de cualquiera de las siguientes vías. Si así lo desea, tu identidad permanecerá en el anonimato