¿Encierra gatos el Tribunal Constitucional?

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Podría parecer que el empecinamiento del Partido Socialista en el recuentro de 30.000 votos, responda más a una estrategia política que a un verdadero intento de lograr un escaño más, y esa estrategia política no sería otra que blanquear al Tribunal Constitucional, de cara a las tragaderas de la amnistía y del referéndum.

También el Tribunal Constitucional ha rechazado la pretensión del Partido Socialista de revisar los votos nulos en Madrid, tras las últimas elecciones. Han dicho que no, igual que dijeron que no las anteriores instancias, una de las cuales era nada más y nada menos que el Tribunal Supremo.

Según parece estaba en juego un escaño entre el Partido Popular y el Partido Socialista, escaño que tiene que ver con la aquiescencia de Puigdemont a la investidura de Sánchez, aquiescencia en forma de abstención o de obligado sí -desde la pataleta del Partido Socialista en forma de recurso- para el éxito de la investidura.

Antes de cualquier juicio sobre la toma de postura de los magistrados de la Sala Segunda del Tribunal Constitucional, convendría puntualizar dos aspectos. 

En primer lugar, no parece lógico que el recuento de 30.000 papeletas -que fueron declaradas nulas por los componentes de las mesas electorales, con la presencia de los interventores de los partidos- arroje tantos errores como para cambiar la adjudicación de un escaño.

En segundo lugar y supuesto –como muchos dan por hecho- que Puigdemont apoyará la investidura de Sánchez, a Sánchez le da lo mismo que sea mediante la abstención o por el voto afirmativo; y a Puigdemont, de cara a sus seguidores o a la imagen que pueda dar ante la opinión pública, el hecho de propiciar la permanencia de Sánchez en La Moncloa, le supone lo mismo abstenerse, que dar el voto afirmativo; en cualquiera de los supuestos siempre será el que puso a Sánchez -junto a quienes votaron a los dos en las últimas elecciones-  al frente del Gobierno.

Siguiendo el razonamiento podría parecer que el empecinamiento del Partido Socialista en el recuentro de 30.000 votos, responda más a una estrategia política que a un verdadero intento de lograr un escaño más, y esa estrategia política no sería otra que blanquear al Tribunal Constitucional, que de cara a las tragaderas de la amnistía y del referéndum, se habría lavado la cara con una resolución contraria a los intereses de Sánchez,

Lo que ocurre es que esa negativa es en una materia menor, muy menor, y además no deja de ser extraño que la magistrada Laura Díez, tan ligada a Sánchez, se haya “caído del caballo” con tanta presteza y haya sentenciado contra los intereses de quien la colocó en el Tribunal Constitucional.

En todo caso la suspicacia que pueda desprenderse de tal razonamiento, se verá en próximas resoluciones del Tribunal Constitucional, de la magistrada Díez y, por supuesto, de Conde Pumpido, ya en materias de más enjundia.

 

O sea que en la negativa del Tribunal Constitucional, igual hay gato encerrado. Y a lo mejor no será el último.

La carcajada: Dice Rodríguez (la de la portavocía) con su pasmosa sintaxis, refiriéndose a la rebaja de la sentencia a uno de la manada gracias a la ley esa del sí: “Fue ese hecho el que dio lugar a esa norma que aprobó también nuestro país. Y que como bien saben ustedes y hemos hablado de ello mucho en los últimos meses, tuvo efectos no deseados, por lo que fue corregida como es este efecto y para evitar que se vuelvan a producir en el futuro”.

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