Soy de izquierdas ¿a quién voto?
Cuenta mi portero que un amigo suyo, de toda la vida, que siempre ha votado izquierdas le pregunta (mi portero pasa por ser el más leído y mejor informado de sus amigos) por quién vota en Julio. Dice que está entre desconcertado y desilusionado y, por supuesto, bastante cabreado con sus hipotéticos líderes.
Además de que ellos se bastan y se sobran para destrozar su propio partido y para guerrear entre ellos todos contra todos, Sánchez no solamente ha dejado hecho un erial el Partido Socialista sino que ha arrasado con todo lo que se movía a su izquierda incluidos sus coaligados de legislatura.
Desde Podemos a la Esquerra, pasando por lo que sea que ha parido Díaz, los Más de Errejón y los menos de Compromís, las Mareas, los Bloques, las Unidades Populares, o los Comunes de Colau, todo se ha quedado en los huesos.
De las incursiones atilanas de Sánchez solamente se han librado Bildu de Otegui e Izquierda Unida de Garzón. Bildu porque se afianza en el País Vasco e incluso amenaza la eterna hegemonía del PNV y la Izquierda Unida de Garzón, por incomparecencia y porque a base de unirse y diluirse a manos del ministro de Consumo, la Izquierda Unida heredera del Partido Comunista de España, se ha consumido como una pavesa.
Cuenta mi portero que un amigo suyo, de toda la vida, que siempre ha votado izquierdas le pregunta (mi portero pasa por ser el más leído y mejor informado de sus amigos) por quién vota en Julio. Dice que está entre desconcertado y desilusionado y, por supuesto, bastante cabreado con sus hipotéticos líderes.
Dice mi portero que la pregunta tiene sus dificultades.
El Partido Socialista a manos de Sánchez está atravesando uno de los peores momentos de su historia, porque no solamente el “sanchismo” ha ocupado el sitio, sino que el propio secretario general ha ido cercenando cabezas, colocando amigos, traicionando ideas, tergiversando mandatos y prostituyendo la democracia interna. En esas condiciones las listas que se presentarán con las siglas del Partido Socialista -encabezadas por ministros de gestión fracasada, de amiguetes de ocasión y de quienes tienen las tragaderas más grandes en cada circunscripción- resultan poco atractivas para alguien que se siente de izquierdas y lo siente de forma honrada.
Lo que ha hecho Garzón con la herencia comunista de Anguita y de otros nombres señeros en la historia del PCE, es producto de la memez más absoluta, y de la estulticia política del protagonista porque, a estas alturas de la historia, que el líder del PCE tuviera que depender para ser ministro, del dedo de un personaje como Iglesias es de los más esperpéntico que ha sucedido en la trayectoria del comunismo español.
De las mónicas, los comunes, los errejones, los balldovíses, los confluyentes, las mareantes y demás compañeros mártires, poco puede esperar el amigo de mi portero que ni siquiera los conoce.
Y Díaz… Más de dos años en la nada de la sonrisa, de los guiños, de los besos, de frotar espaldas, de dar saltos con Colau, y de ganar tiempo para dar la sensación de novedad, decir esa tontería de la bocanada de aire fresco y llegar al último minuto para pergeñar unas listas a base de puñaladas.
La Esquerra se tambalea al ritmo de los vaivenes de Junqueras que ahora va al Senado del bracete de Otegui, haciendo gala ambos de su separatismo y de su odio a la España que los encarceló.
Y Otegui que sigue impertérrito su trayectoria. La misma de siempre, con pistolas o sin ellas y que pasando por encima de los jardines de Neguri, acabará desbancando al PNV de Ajuria Enea.
Y eso es todo lo que mi portero puede decir a su amigo de izquierdas, que no sabe qué hacer con su papeleta el 23 de Julio.
La carcajada: Dice Bolaños que está orgulloso y se siente muy honrado de formar parte de unas listas elaboradas y decididas por los compañeros y las compañeras.
