Y ahora qué

Algunos españoles cuando regresan de vacaciones (no todos) y Sánchez ha disfrutado de La Mareta y del norte de África se encuentran con lo mismo que había antes de que Sánchez, de triunfo en triunfo y entre aplausos de sus corifeos, perdiera las elecciones.

Más de lo mismo. Rumores, filtraciones, negociaciones, negativas, desmentidos, cabildeos, chantajes, supuestas líneas rojas y tenebrosidades varias que ahora llaman discreción. Y ese pasillo oscuro, que tanto asustó a Sánchez y por supuesto a sus votantes, que hubiera sido un gobierno del Partido Popular con VOX.

Ahora, con una prácticamente segura (escenas de desencuentros aparte) coalición de Sánchez soportando el chantaje de los coaligados.

Ahora, con una coalición de los separatistas, nacionalistas y proetarras, soportando el chantaje de Sánchez, porque ¿con quién van a estar mejor? que dijo Otegi

Ahora, sosteniendo el Gobierno de España quienes quieren, cuando menos, separarse de España.

Ahora, con Vara, reaparecido forense frustrado, en la vicepresidencia del Senado.

Ahora, con Armengol, de defenestrada por los votantes baleares, a ”chica nueva en la oficina”.

Ahora, con un escapista de maletero, condenado por delitos graves contra España, usando la llave de la gobernación de España, incluida la copia que de esa llave tiene el Partido Popular.

Ahora, con Sánchez parcheando desde La Moncloa el desaguisado social y económico que él mismo ha creado.

 

Ahora, Armengol, (¿pero de quién depende la presidenta de las Cortes? pues ya está) jugando al juego de las lenguas (cooficiales por supuesto) y sentándose en la Mesa de las Cortes para repartir chucherías en forma de grupos parlamentarios.

Ahora, el PNV con la mano extendida y escenificando no se sabe qué desavenencias y remilgos, esperando al último minuto para dar el sí que tienen preparado hace tiempo.

Ahora, Junqueras con los bidones de aceite preparados y escenificando no se sabe qué desavenencias y remilgos para la coalición, esperando al último minuto para dar el sí que tienen preparado hace tiempo.

Ahora, Otegi, cosechando nueces al más puro estilo de Arzallus, y escenificando no se sabe qué desavenencias y remilgos para la coalición, esperando al último minuto para dar el sí que tienen preparado hace tiempo.

Ahora, Puigdemont saliendo del maletero de los amnistiados y escenificando no se sabe que desavenencias y remilgos para la coalición, esperando al último minuto para dar el sí que tienen preparado hace tiempo.

Ahora, con Sánchez ocultando con más mentiras el desastre económico y social de sus cinco años gobernando

Ahora, con Sánchez formando un Gobierno gemelo del anterior, con nombres nuevos y medidas antiguas.

Ahora, con España soportando un gobierno con comunistas cada vez menos camuflados, y pretendiendo los favores de Europa.

Ahora, con Pumpido sin poder limpiarse la toga, porque tiene la mano ocupada en la sien, en permanente tiempo de saludo.

Ahora, con una derecha a la gresca inmersa en la esterilidad de los “contactos con todos” y esperando un segundo tiempo que nadie sabe ni cuándo ni cómo ni por qué llegará.

Ahora, con una entrevista, paripé, con mucha discreción. No se sabe de qué no hablaron Sánchez y Feijoó, ni que no acordaron Feijoó y Sánchez aunque conociendo el creciente interés de ambos por los problemas serios, graves y urgentes de España, seguro que hablaron de “lo de Rubiales”, aunque lo de Rubiales lo llevan brillantemente entre Díaz e Iceta.

Algunos españoles cuando regresan de vacaciones (no todos) y Sánchez ha disfrutado de La Mareta y del norte de África, se encuentran con lo mismo que había antes de que Sánchez, de triunfo en triunfo y entre aplausos de sus corifeos, perdiera las elecciones.

O sea, ahora y aquí, si nadie lo remedia, como siempre. Y los españoles parafraseando eso del “corta y pega”, metidos de lleno en eso del “vota y calla”.

La carcajada: En la legislatura que ahora comienza, no será tan carcajeable lo que digan los políticos, sino directamente la carcajada llegará por mor de los políticos que dicen. Por ejemplo, Díaz hablando de fútbol, González Pons justificando charletas con Puigdemont, Alegría opinando sobre insultos o Borrás a vueltas con el aceite en las carreteras catalanas. Y la portavoz de los paripés que hace el Rey designando a Feijóo. Pero lo que pasa es que ella, en sí misma, es un paripé, paripé su cosa esa de lo territorial y paripé la portavocía por muchas y prolongadas pausas que haga.

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