El PSOE, contra la educación diferenciada

Los prejuicios y sofismas encuentran en España el terreno abonado: la razón no está muy arraigada. Y cuando la razón no se ejercita, sale malparada la libertad, puesto que la elección requiere argumentos previos y evaluados. Nos encantan los fuegos artificiales, y menos los cimientos: en vez de buscar soluciones a la deficiente calidad educativa en nuestro país –más que evidente-, nos dedicamos a discutir sobre la educación diferenciada, como si fuera el principal problema. Pero algunos quieren hacer de este asunto el quicio del debate, porque para ellos es primordial, y de paso se evita reconocer nuestras múltiples deficiencias en la educación. Unos “echan el capote”, y muchos entran al juego de la distracción.

La educación diferenciada –centros educativos sólo para chicos o sólo para chicas- es un botón de muestra. Avivado el debate por el Tribunal Supremo, que ha interpretado la ley socialista de 2006 y considera que es un tipo de educación que discrimina, llama la atención el tipo y el tono de las reacciones. De nada parece servir que la UNESCO expresamente diga que no es discriminatoria. Desde luego, el ministro Wert debe cambiar esa ley socialista, como pide la mayoría de la sociedad.

¿Quién recurrió al Supremo? La Junta de Andalucía y el anterior Gobierno de Cantabria. Ya son pistas. Pero también resultan llamativas algunas declaraciones de dirigentes políticos y sindicales contra la educación diferenciada. No recuerdo declaraciones agresivas ni de padres, profesores o pedagogos.

Es ilustrativo repasar las reacciones, porque ayuda a entender a quiénes molesta de verdad la educación diferenciada. Encontramos declaraciones de líderes del PSOE que parecen muy alterados, ocultando sus verdaderos motivos. ¿Cuáles son? El PSOE quiere una educación en manos del Estado, sin protagonismo de la sociedad ni de los padres, y no ha cejado nunca en su empeño de pretender educar sesgadamente, aportando buena dosis de “doctrina” (no nos olvidemos de la asignatura Educación para la Ciudadanía), intentando impedir que asociaciones de padres o instituciones de cualquier índole ofrezcan un modelo educativo distinto, simplemente distinto al que el PSOE quiere imponer. Los 3 colegios concertados de Cantabria y Sevilla, sobre los que se ha pronunciado el Supremo, forman a los alumnos en un ideario donde ética, religión católica, protagonismo de las familias y libertad chocan con la ideología totalitaria del PSOE.

Respeto a quienes prefieren una enseñanza mixta, pero es exigible ese mismo respeto hacia la educación diferenciada, que goza de mucha experiencia nacional e internacional, con amplios estudios pedagógicas que la avalan, y tiene el mismo derecho a recibir financiación que otros centros privados, ¡e incluso sería deseable que algunos centros públicos fueran de educación diferenciada, aunque esa mera hipótesis genera bilis y ataques de intolerancia! La educación diferenciada tiene mucho prestigio y experiencia en Estados Unidos, Inglaterra y Alemania, y casi nada se dice de ello, ocultando que en esos países ¡hasta hay centros públicos de educación diferenciada!

Es evidente que España es diferente. ¿Obligar a la educación mixta es lo más democrático? Retirar conciertos a centros con educación diferenciada es una arbitrariedad. Que sean coherentes: si se juzga que es una educación que discrimina, que se intente prohibir todo centro educativo que no sea mixto: así se verían más claramente motivos y personas interesadas en este debate. Con ausencia de rigor y buena dosis de falta de respeto a la pluralidad, quienes desean impedir la educación diferenciada dicen que se les retire la financiación, calificando de “caprichosa” o “de lujo” una opción educativa que eligen los padres para sus hijos. Sobre todo los padres tienen la palabra, y más los padres que hacen un gran esfuerzo económico para que sus hijos reciban una educación diferenciada, porque es legítima y la valoran mucho.

 
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