Ruido de sables en el PP

No estoy muy de acuerdo con que en agosto "no pasa nada". Pasan muchas cosas, incluso en esta quincena de mediados del mes en que muchas personas están de vacaciones. La política española está muy agitada, y lo sigue estando en estos días, en que de modo informal se tantean posibilidades, se sopesan acciones para el mes de septiembre y da toda la impresión de que están "velando armas". Todos los focos están centrados en el "caso Bárcenas", y Mariano Rajoy parece inalterable pese a amenazas expresas por parte de la oposición y latentes dentro del PP.

Hace poco más de un mes, José-María Aznar expresó en un típico "corrillo" veraniego que "el partido se está suicidando". Se explica así que Aznar decidiera saltar a la palestra en los meses de mayo y junio, porque piensa que Rajoy debería aplicar medidas en el partido con más contundencia, y también en el ejercicio de sus funciones como presidente del Gobierno.

Aznar no quiere darse cuenta de que molesta a la mayoría su actitud "visionaria" o de "tutor" permanente del PP. Cierto aire mesiánico le envuelve: todo es tajante en su discurso y cuantos discrepan de él simplemente "se equivocan". Además, algunos males actuales del PP arrancan de la época de Aznar, y debería ser consciente de que sería más sensato estar callado, aunque sólo sea para que Rajoy y los actuales dirigentes del PP no envíen "balones fuera" a la época de Aznar.

Dentro del que se presenta como un "ruido de sables" dentro del PP, hay que colocar las declaraciones del ministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón, en las que tajantemente afirmaba que el último cargo político que ocuparía sería el actual, que hasta aquí ha llegado. Casualmente hacía estas declaraciones cuando, sobre todo en círculos madrileños, se barajaba la posibilidad de que Rajoy tuviera que dimitir, y que en ese caso la vicepresidenta Soraya le sustituiría, aupando a Ruiz Gallardón como vicepresidente.

En el epicentro de esos movimientos dentro del PP se suele situar a aznaristas y esperanzistas. Parece lo más fácil, a juzgar por las declaraciones de José-María Aznar y Esperanza Aguirre, criticando algunas medidas de Rajoy o urgiendo a tomar otras. Sin embargo, me parece que hay más afán de protagonismo por parte de algunos diputados o senadores del PP que movimientos de entidad. Olvidan que Rajoy es un hombre de largo recorrido, y pienso que llegará a 2015, que sería una señal positiva para los mercados, ahora que hemos logrado bajar la prima de riesgo a 250 puntos, incrementar las exporaciones y aumentar el turismo. Este país se está serenando, aunque moleste a algunos líderes que deberían poner en primer lugar la visión estatal, y no las "trifulcas" internas en el partido correspondiente, incluido el PP.

En estos días se ha propuesto a los diputados y senadores de una provincia española que propongan una reducción de su sueldo, como pide la sociedad: han dicho que ellos no dan el paso. Y luego se extrañan del despego ciudadano hacia los políticos. El abstencionismo en las elecciones parece inevitable, aunque yo no comparto la actitud del "me da igual quién gobierne". Sin embargo, sueldos, pluses y complementos de diputados y senadores siguen igual.

 
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