Extrañas coincidencias en la “Q”

Como los gustos son muy personales, no les voy a contar qué es lo que fui a comprar ayer a aquel comercio. Pero el caso es que a media tarde me dejé caer por la tienda de música de un centro comercial. Me gusta detenerme en cada esquina. Manosear cuantos más discos mejor. Repasar las hileras ordenadas alfabéticamente en busca de novedades de decenas de grupos. Aunque no suelo encontrarme nada nuevo de cuya existencia no tenga constancia. Pero me divierte igual.   En esas andaba cuando llegué a la “Q”. La “Q” es una letra que en las tiendas de discos nunca ha llamado mi atención hasta que hizo su aparición Quique González, hace ya unos cuantos años. Con la total seguridad de encontrarme en primera fila el ‘Ajuste de cuentas’ acaricié el primer disco de la hilera. Casi con los ojos cerrados. Estaba seguro de tener entre las manos ese nuevo directo de Quique González, una auténtica joya de alguien que por fin obtiene reconocimiento, porque se está vendiendo de maravilla. De pronto, mis ojos salieron varios metros de sus órbitas. Juraría que llegaron a entrar enfrente, en la tienda de electrodomésticos. Lo que tenía entre las manos no era el nuevo disco en directo de Quique González, no era ‘Ajuste de cuentas’. Era ‘Retrato’. Aparentemente “otro” nuevo álbum del artista. Recuperado del "shock" le di la vuelta y devoré ansioso la lista de canciones. No hay duda: estaba ante un recopilatorio. Pero lo sorprendente aún no había comenzado.   Veo en la parte trasera del disco que está editado por Universal Music, la discográfica que editó los tres primeros discos de Quique González, hasta que éste se hartó del ritmo frenético de las multinacionales de la música y optó por montar su propio sello. Pregunto la fecha de salida y me aseguran que está a la venta desde el 24 de abril. Es decir, tan sólo veintiún días después de ‘Ajuste de cuentas’, su auténtico “nuevo” álbum. Si conocen la trayectoria del autor de “La ciudad del viento” entenderán mejor mi sorpresa:   Quique González, como les contaba, editó sus tres primeros discos con Universal, cuando todavía era un joven desconocido que buscaba su sitio en el panorama musical. Universal le concedió una buena oportunidad que él no desperdició. Tras el tercer disco, cuando por fin vislumbraba la cima de la popularidad decidió abandonar su compañía y montar su propio sello discográfico con el dinero que después recaudó en su gira ‘Peleando a la contra’. Gira que llevó a cabo él sólo por media España, armado con su guitarra, su armónica y un puñado de buenas canciones. Decía que había recuperado su libertad.   Con su propio sello, Varsovia Récords, editó dos discos, mejorando sus ventas una y otra vez y superando, por el peso de sus composiciones, las barreras que el mercado tiende a quien se busca la vida por su cuenta, sin respaldos poderosos. De pronto apareció Dro Atlantic y le hizo una buena oferta. Se trataba de volver a la vorágine de una gran discográfica. Como le permitían pactar bien sus condiciones, a Quique González le inspiró confianza y la aceptó.   El primer proyecto con Dro fue editar un directo, ‘Ajuste de cuentas’, con lo mejor de su discografía grabado en vivo, algunos temas nuevos y un amplio DVD con imágenes de la actuación. El artista entró entonces en un momento clave de su carrera. Si este disco cuaja, los pasos dados habrán sido acertados y su matrimonio con DRO podría prolongarse felizmente. Naturalmente el disco cuaja. A pesar de la extraña jugada que les contaba al principio.   Universal “contraprograma” ahora el lanzamiento del directo recopilatorio con una simple reedición de los mejores temas de los tres primeros discos del artista. Pero con un título atractivo –‘Retrato’- y sin demasiadas indicaciones de que estamos ante un recopilatorio. Cualquier seguidor de Quique González que no esté suficientemente informado podrá comprarse ‘Retrato’ creyendo que se lleva en realidad su último y magnífico disco en directo.   Estas prácticas, habituales y legalmente lícitas, de algunas discográficas –no es, ni mucho menos, exclusividad de Universal- son un insulto al consumidor, un corte de mangas a la competencia y una patada en la cara al artista. No hay ninguna explicación razonable que justifique la salida de este disco precisamente ahora. Me resulta imposible pensar que se trata de extrañas coincidencias.   Otras veces he hablado y escrito muy bien de Universal –ahí está la hemeroteca de El Confidencial Digital para corroborarlo-, pero en esta ocasión su actitud me produce absoluta repulsa. Sobre todo por hacerle algo así a Quique González. Así es este país: tenemos a uno de los mejores artistas hispanos del mundo –¡ya les gustaría a los británicos que cantase en inglés!- y mientras unos pocos lo aprecian y disfrutan, otros tantos se empeñan en tratar de arrancarle hasta los riñones. Y mientras tanto él sigue peleando a la contra. Qué pena.

 
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