La Semana: Los partidos velan armas en Euskadi, Bush consagra la frase del amigo y Rajoy maniobra en Galicia

La confusión es la nota dominante de la semana política en España. El comentarista no sabe si en el Parlamento Catalán estaba Fernando Fernán Gómez, si Bush mandó a Zapatero a hacer puñetas o si Carod-Rovira llamó amigo a Artur Mas.

Si a todo lo anterior le añadimos los fantasmas -que cada vez son menos fantasmas y más de carne y hueso- del Windsor de Madrid, los entresijos de El Carmelo de Barcelona, el trasfondo de las elecciones vascas, el rifirrafe Aznar-Fraga y la tan temida sucesión en el PP gallego, las declaraciones de los confidentes del 11-M allende los mares o la apertura y cierre de canales de televisión, adobada con las conclusiones de los sabios del Ente, la confusión alcanza cotas más que estimables.

Se reabre el proceso contra Atutxa, mientras el PNV se escora cada vez más hacia los socialistas vascos. En Ferraz se da por hecha la coalición postelectoral, pero no a todos en el PSOE gusta. En la otra banda el ejecutivo vasco quema los últimos cartuchos en favor de los cómplices políticos de ETA y el Fiscal General del Estado parece mantenerse firme.

Mucha oscuridad entre las llamas del Windsor, donde se abren y se cierran muros no para entrar, sino para salir, prisa en el Ayuntamiento por demoler lo que queda y prisas por vaciar cajas blindadas con documentos hasta del Ministerio de Defensa o afines a ese departamento, aunque "no peligre la seguridad nacional".

Desde el final de "Casablanca", no ha habido una frase más traída y llevada que el "Hola, qué tal amigo" que Bush le tiró a la cara a Rodríguez Zapatero. Anécdotas aparte, el asunto no es baladí. Debería hacer reflexionar a la ciudadanía sobre el talante de esas relaciones, las consecuencias que están teniendo, las que puedan tener en el futuro y sobre todo en relación a nuestra posición en Europa.

Extraño resultado del referéndum europeo y lógicas por sabidas de antemano las reacciones de los diferentes grupos políticos. ¡Hasta Llamazares ha ganado! que ya es ganar.

Rodriguez Zapatero y Carod-Rovira inician una relación pública y notoria. Hay quien dice que esta relación guarda un paralelismo con la de Carlos, Príncipe de Gales, y Camilla Parker. Primero en secreto y luego con anillos y todo. La pregunta que se hacen los mal pensados es quién va a hacer aquí de Reina Isabel y les va a chafar la noche de bodas.

Graves y preocupantes los acontecimientos que se han vivido en el Parlamento Catalán. El "ha mandado usted la legislatura a hacer puñetas", de Artur Mas, es más que un deshogo y las acusaciones de Maragall, más que una piedra lanzada en el lago. Es un 3% que va a traer cola y, además, sin mucha posibilidad de control.

200.000 declaraciones de Hacienda, paralizadas, al parecer por problemas burocráticos, y nadie dice esta boca es mía. Los intereses están al caer y los vamos a pagar entre todos.

 

Ya se sabía, pero se confirma que, en España, cuatro de cada cinco monumentos, son religiosos. Pero es lo mismo, el Gobierno de Rodríguez Zapatero seguirá sin enterarse y continuará su hostilidad contra la Iglesia Católica.

Carod-Rovira sigue en su línea y sigue sin engañar más que a los que se dejan engañar. Ha declarado paladinamente que si la financiación es como él quiere que sea, igual se olvida de la autodeterminación. Está bien eso de tener ideas y principios.

La Comisión del 11-M está a punto de parir y todo suena a que al Partido Popular le van a dar las conclusiones "o sí o sí". En Génova se respiran aires de resignación y de "no podemos hacer nada".

Grano e importante le ha salido a Mariano Rajoy con la sucesión de su Galicia natal. Se habla en los mentideros de que hay un "tapado". Si en vez de "tapado" fuera "tapada" ya no lo sería tanto y el nombre andaría por todos los pisos de Génova, aunque no circularía con tanta soltura por los aledaños del PP gallego. Mariano Rajoy tiene una papeleta y de cómo la resuelva pueden depender muchas cosas en el partido.

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