Los católicos también compran discos

No voy a decir tu nombre, porque es lo que realmente deseas. Ni voy a citar tu canción, ni ninguna pista que favorezca el progreso de esa bazofia que acabas de lanzar al mercado. Sin embargo, en un ataque de bondad, te voy a explicar algo sobre el mercado discográfico español, antes de que decidas hacer de nuevo las maletas hacia tu país. Aunque a algunos les piten los oídos al escucharlo, el 79% de los españoles se definen como católicos. Al menos, eso dice el barómetro del CIS de Junio de 2004. Esta circunstancia, al margen de valoraciones, invita a la prudencia en todos los ámbitos: desde el Gobierno hasta la cultura y, por supuesto, la música no está excluida.

Ni siquiera se trata de una cuestión de profundas convicciones morales, ni de respeto al prójimo, ni a la libertad religiosa, ni nada de eso. Cuando un artista decide saltarse todos los principios anteriores, sólo queda hablar de términos económicos, o mejor, de marketing. Y sé que hablando en estos términos, pondrás atención y me entenderás mejor.

En ocasiones, no hay duda de que quien lanza un ataque tan feroz contra las convicciones más íntimas del 79% de una sociedad lo hace solamente para aprovecharse económicamente de la polémica generada. En este caso, como no te conozco, te concedo el beneficio de la duda, ya que ocupas plaza de extranjero en este país y no tienes por qué conocer nuestra cultura. Aunque sería un detalle por tu parte.

No sé si has querido arreglar el mundo en cuatro versos, ni si la ofensiva pro Islam y anticatólica del Gobierno te ha animado a la hora de construir tu bodrio. Lo que más me indigna es que musicalmente habías hecho una canción de órdago. Y hasta tienes una voz bonita. Pero si te quieres hacer un hueco en el mercado discográfico español debes saber que tu single, ese que te gustaría escuchar en todas partes, es un insulto a las más profundas creencias de un altísimo porcentaje de españoles. Tú verás.

Y además, fíjate, has escogido un mal momento. Has llegado en un instante en el que los que mandan aquí están haciendo muchos méritos para enemistarse con los católicos, por lo que una nueva ofensa –en este caso musical- por tu parte será recibida con indignación. No sé por qué te extraña que por la Red circulen decenas de correos electrónicos en los que se anima a los católicos a despreciar tu disco, a causa de esa irresponsable canción.

Donde has tenido suerte es que algunas emisoras de radio de este país, que por sus circunstancias deberían ser especialmente sensibles a la hora de respetar las creencias religiosas de los españoles, no se han dado cuenta todavía de lo que piensas sobre los sacramentos y la Iglesia. No se han detenido a escuchar tu letra. Situación que tarde o temprano terminará y te quedarás sin esa importante promoción que te han estado haciendo hasta ahora.

Tú y tu productor –y tu casa de discos- deberíais considerar que si el 79% de los españoles se considera católico, el 79% de los potenciales compradores de tu disco también lo son. ¿O crees que los católicos no compran discos? Y debes pensar también, que no se sentirán a gusto con esa canción en la que sin necesidad frivolizas sobre algo que no te pertenece y sin ningún tipo de respeto hacia quienes no piensan como tú. Además de recurrir al más infantil, cutre y arcaico de los argumentos anticlericales, tu canción es una mentira muy gorda –por llamarla de alguna forma- contada con pésimo gusto. Y lo sabes.

Pero como dudo mucho de tu capacidad de reflexión moral, prefiero que te quedes con los términos económicos: que sepas que, al menos, el 79% de los españoles no escucharemos tu disco ni regalado.

 
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